El PP prepara la poda en RTVE y EFE

RTVE EFE
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Desconocía que un tal Roberto Santamaría hubiera sido nombrado director de RNE. Lo conocí cuando existía aquel extraordinario canal VEO7 (Unedisa). Venía de Logroño, donde trabajaba para Zapatero. Y desde aquellos años de servidumbre gubernamental ha promocionado –Moncloa mediante– a la dirección de la ya invisible Radio Nacional de España.

RNE, en la última posición en número de oyentes desde el 2018, cuando llegó al puesto de mando una tal Paloma Zuriaga, colocada ahí porque era amiga de la pareja de la inexportable Rosa María Mateo, hija de un coronel franquistas de los duros. Zuriaga y su amigo Íñigo Alfonso, particularmente, dejaron a RNE como un solar. Mucho me temo que Santamaría (supongo que en su nombramiento habrá influido conocer a Ariztimuño, que tienen cosas comunes) no será capaz de levantar un solo oyente más en un panel tomado al asalto por la izquierda apesebrada y la ultraizquierda irredenta. Seguirá en la marginalidad amamantada por una orgía de recursos públicos sacados a tirones a los ciudadanos.

Al menos,  Santamaría ha reconocido las mafias familiares que existen y celebran en RTVE. Maridos, mujeres, hijos, hermanos, sobrinos –todos unidos como en dinastías reales– se van pasando los cargos y los pluses. El último escándalo, lo del marido del jefe de la UGT, Miguel Ángel Curieses, ya señalado cuando se filtraron las preguntas en los exámenes opositores a entrar en la empresa pública. Lejos de tener un ataque de dignidad e irse a su casa ante la corrupción (presunta), se contrata a su marido… ¡Manda huevos! Los que luego dan lecciones… Hace falta tener poca vergüenza. Inútiles profesionalmente, pero siempre atentos a cazar alguna oportunidad en un ente que cuesta a los contribuyentes la friolera de 1.500 millones.

Algo parecido ocurre en la estatal Agencia EFE. Para ascender no hace falta dar exclusivas o simplemente relatar noticias exactas; da igual que se anuncien inexistentes accidentes de helicópteros en las Torres madrileñas; que se informe de la falsa muerte del escritor Fernando Aramburu; que se nombre «dirigente chavista» a María Corina Machado… ¡Da igual! Lo importante es tener hilo con Ferraz o Moncloa; es decir, ser amiga de Oliver, aunque hayas fracasado estrepitosamente en la dirección de Economía para que te asciendan a la dirección de Internacional (Emilia Pérez) y en lugar de informar desde Washington la llegada de Trump, es más glamuroso y calentito hacerlo en Davos… Nombramiento duramente criticado por los sindicatos, al igual que el millón de pavos en bonus a distribuir entre los amigos de Oliver, para compensar el rosario de exclusivas dados durante el último año… Ja, ja, ja.

Ante este panorama en los medios públicos, ¿qué hace la oposición política? Lo primero, por fin, es llevar estos asuntos a las instancias de la Unión Europea, que no termina de entender lo que ocurre en el el socio del sur; lo segundo, amén de apretar las teclas parlamentariamente, acudir con hechos consumados a los tribunales nacionales. ¡Y en ello están…!

El próximo mes, cuando Oliver tenga que presentarse ante la comisión parlamentaria que controla a EFE, no podrá llevar bajo el brazo el papel que tanto está persiguiendo: la firma de los sindicatos a su documento «estratégico» (sic) que ha sido redactado, por un alto precio, fuera del medio informativo.   

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