Tras ponerle de rodillas, Marruecos da por amortizado a Pedro Sánchez

Marruecos Sánchez

Marruecos tiene claro que el próximo presidente del Gobierno de España será Alberto Núñez Feijóo y ha dado por rota la tregua firmada con el Ejecutivo de Pedro Sánchez el pasado mes de febrero. De ahí que Rabat haya vuelto a calificar a Ceuta y Melilla de «ciudades marroquíes». Por decirlo más claro: Sánchez, el que de manera unilateral y sin encomendarse a nada y a nadie cambió la política exterior de España en el asunto del Sáhara para ponerse de hinojos ante el rey alauí, ya es un juguete roto para Mohamed VI. Marruecos ya no le necesita para nada, porque es consciente de que su interlocutor a partir de los próximos meses será el presidente del PP. Así es como se maneja Marruecos: sabe que todas las promesas hechas por Sánchez, entre ellas inversiones y proyectos, son ya puro humo y que se abre una nueva etapa en las relaciones con España. Conforme se acercaba la campaña electoral, Marruecos se ha ido distanciando del Gobierno y ahora en Rabat, vistos los resultados del pasado domingo, tienen claro que Sánchez ya no les interesa lo más mínimo. El adelanto electoral no ha mejorado la situación, sino que la ha precipitado. Y aunque el Ministerio de Exteriores ha emitido una «nota verbal» recordando a Marruecos que Ceuta y Melilla son «categóricamente españolas», el Gobierno de Sánchez no irá mucho más allá. Pedro Sánchez es consciente de que tensar la relación con la nación vecina le compromete seriamente. O sea, que asumirá que no le queda otra que tragar.

En relación con Marruecos, el balance es fácil de explicar: Rabat ha hecho con Pedro Sánchez lo que ha querido, hasta el punto de obligarle a posicionarse como pretendía Mohamed VI en relación con el Sáhara, una de las viejas aspiraciones del monarca. Le ha tratado como un pelele y ahora, cuando ya no le sirve, le pega una patada y pasa página.

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