A Podemos no le llega la camisa al cuello

A Podemos no le llega la camisa al cuello

Insólito y revelador de cómo Podemos vive permanentemente en el ocultismo: la formación morada le ha pedido al juez Escalonilla, encargado de investigar su supuesta ‘caja B’, que no revele a las partes personadas en la causa los sueldos y gastos de la gerente del partido, Rocío Val, y el tesorero, Daniel Frutos, por razones de protección de «confidencialidad».

El partido de Pablo Iglesias le ha entregado, como no podía ser de otra manera, los documentos que le habían sido requeridos, entre ellos las nóminas de la gerente y el tesorero, además de facturas y tickets de compras para justificar sus gastos, pero para «salvaguardar el derecho a la presunción de inocencia de las personas investigadas» pretende que no sean de acceso a las partes al tratarse de «trabajadoras y trabajadores del partido que no cobran un sueldo público, sino que tienen una remuneración por su relación laboral con la entidad». Parece obvio que lo que busca Podemos es poner trabas a la investigación: por ahora se niega a comunicar al juez quiénes fueron las personas encargadas de realizar las transferencias del partido a la investigada consultora Neurona Comunidad S.L., filial española de la chavista Neurona.

Su argumento es de lo más peregrino: alega que existe nulidad en el origen de la diligencia, puesto que, subraya, la información principal ha sido obtenida a través del quebranto del secreto profesional del abogado purgado, José Manuel Calvente, del que emana la primera denuncia que suscitó las investigaciones. O sea, que cuando sale un testigo que denuncia las corruptelas del PP hay que protegerle y pasearle por los platós de televisión de las terminales mediáticas de la izquierda para que ponga la presunta porquería encima de la mesa, pero cuando sale alguien que ha sido trabajador de Podemos y decide tirar de la manta, como es el caso del abogado José Manuel Calvente, se le lincha en las redes sociales.

La hipocresía podemita es de aurora boreal y revela el miedo que le tiene a su horizonte penal: la camisa no le llega al cuello. Eso sí: si esta gente consigue asaltar el Poder Judicial, la democracia y la integridad física de quienes no le bailan el agua corren serio peligro.

 

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