El plan de Sánchez: bloquear al Supremo para después lanzarse a su asalto

Las acusaciones de la izquierda contra el PP por «bloquear» la renovación del CGPJ tienen algo más que un punto de hipocresía, porque el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó en 2021 una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que prohíbe que el órgano de los jueces haga nombramientos. Las consecuencias son evidentes: la falta de jueces que existe en la cúpula del sistema judicial español y la imposibilidad de cubrir las vacantes con nuevos nombramientos de magistrados han provocado, de facto, un bloqueo del Alto Tribunal hasta el punto de que en los próximos días dos secciones de la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo se quedarán sin el mínimo de cinco jueces exigido por la ley para deliberar y dictar sentencia. Cómo será la situación que el presidente de la Sala tiene ya previsto llamar a jueces suplentes de otra sección para resolver los expedientes, algo insólito. La Ley de Demarcación y Planta Judicial señala que esta sala ordinaria debe estar compuesta por un presidente y 32 magistrados, pero en la actualidad el presidente está en funciones y faltan 11 jueces que han causado baja por traslado, jubilación o fallecimiento y cuyo reemplazo es imposible porque el CGPJ tiene prohibido por el Gobierno hacer nuevos nombramientos hasta que se renueve. No parece que el problema le preocupe mucho al Gobierno, que habiendo logrado su objetivo de ocupar el Tribunal Constitucional observa la crisis del Supremo con cierto desdén.
Sabe Pedro Sánchez que cuando consiga renovar el CGPJ podrá controlar al Tribunal Supremo, porque así elegiría a 48 de sus 79 jueces. En eso están: en dejar que la situación se enquiste para, llegado el momento, recoger los frutos de su acoso a la justicia. Es lo mismo que hizo con el anterior Tribunal Constitucional: sitiarlo hasta que cayó como fruta madura tras largos meses de acoso. Y los resultados ahí están: Pedro Sánchez siempre gana por 7 a 4.