Las pensiones necesitan ser reformadas para garantizar su viabilidad

Pese a lo que desde el entorno gubernamental se dijo hace unos días, no es cierto que la AIReF avale la sostenibilidad de las pensiones. Lo que dice es que con la forma de cálculo de la regla de gasto, muy sensible a las perturbaciones, entra dentro de la senda de la sostenibilidad, pero, igualmente, al ser muy sensible, duda de la capacidad de dicho indicador para ser un elemento fiable de medición de la sostenibilidad.
Por otra parte, deja claro que dicha sostenibilidad no ha mejorado y que el gasto en pensiones crecerá 3,4 puntos de PIB hasta 2050, cuando hace dos años estimó que ese gasto aumentaría un 3% en ese período. Es decir, aumenta su previsión en casi medio punto de PIB, y eso que ahora está calculado sobre un PIB nominal más elevado, debido a la revisión extraordinaria acontecida para el año 2021 realizada en septiembre del año pasado, donde se elevó el PIB nominal de ese año 2021 en 35.000 millones de euros. Sólo esa revisión del PIB hace que cada punto de PIB de incremento de gasto lo aumente adicionalmente por la revisión del PIB en 350 millones de euros. Por tanto, sobre el PIB actual, las cuatro décimas de desviación aumentan el gasto en pensiones en 6.364 millones de euros, que serían 6.224 millones con el PIB antes de la revisión, siendo por la revisión del PIB al alza un aumento de gasto en pensiones de 140 millones de euros. De esta forma, el desvío de las cuatro décimas de gasto en pensiones sobre el PIB anterior supone una mayor presión sobre dicho gasto de 6.224 millones con el PIB de 2024 sin revisar, y otros 140 millones al revisarlo sobre la estimación anterior, que no incluía la revisión. Eso, en la actualidad: con un PIB corriente llevado a 2050 la factura del gasto en pensiones será mucho mayor en términos corrientes. Por tanto, es una previsión de gasto en pensiones sobre el PIB 4 décimas más sobre un PIB superior al estimado inicialmente, con lo que hay una clara aceleración del gasto. Por todo ello, el documento de la AIReF realmente señala los desequilibrios del sistema, no avala una sostenibilidad que no existe.
Y esto no hace sino empeorar la situación previamente existente en materia de la Seguridad Social: según los últimos presupuestos aprobados, los de 2023 -pues estamos en prórroga presupuestaria en 2024, y veremos si se aprueban para 2025 -que parece que no-, dentro del clima de ingobernabilidad que existe debido a la insuficiente mayoría parlamentaria de Sánchez- la Seguridad Social cuenta con un gasto no financiero de casi 200.000 millones de euros, donde la mayor parte va a pensiones contributivas, que incrementan el gasto en un 11,2% interanual, hasta llegar a los 166.776,9 millones de euros, con riesgo al alza, cifra ya desbordada en la actualidad.
Por otra parte, los ingresos son claramente insuficientes. Para empezar, son 7.200 millones inferiores a los gastos, quedándose en 192.000 millones. Ahora bien, esa cifra es engañosa, pues recibe más de 40.000 millones de euros en transferencias corrientes del Estado, con lo que, sin ello, el déficit sería mucho más importante.
Además, la aportación de los 2.793,2 millones al fondo de reserva de 2023 viene cubierta por el préstamo del Estado, que sirve para cubrir dicha aportación, la pequeña diferencia entre el resto de operaciones de ingresos y gastos y el déficit no financiero. En 2024, las aportaciones elevarán el fondo a 8.356 millones de euros en euros corrientes en la llamada hucha de las pensiones, pero si cuando se creó con Aznar era ahorro real, porque la Seguridad Social se encontraba en superávit, ahora es falso, pues el ahorro se debe a un artificio contable.
Por tanto, las pensiones no están garantizadas, sino que se ponen en riesgo con medidas de incremento de gasto público. No es cuestión de ideologías sino de matemáticas actuariales. Cada vez tenemos más pensionistas y esos pensionistas cobran una pensión más elevada que las que se cobraban antes, y lo hacen durante más tiempo. Por eso, si nada se hace, el sistema colapsa matemáticamente, y eso es lo que hay que evitar. Hay que tomar medidas para solucionar el problema y garantizar su sostenibilidad.