Una parálisis de 100 días

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Panorámica del Congreso de los Diputados.

El desgobierno en España ha cumplido 100 días sin que nadie sepa a ciencia cierta qué sucederá en el mes que falta para que se convoquen de manera automática unas nuevas elecciones generales. Una falta de acuerdo político que incide de un modo pésimo sobre el crecimiento récord al 3,2% que nuestro país había mantenido durante 2015. La preocupación comienza a ser más que evidente, ya que nuestra economía vive en un estado de catalepsia que podría agravarse si nuestros representantes deciden prolongar esta situación hasta el infinito.

El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, ha viajado a Londres con el objetivo de aliviar el problema. Allí espera reunirse con grandes inversores y agencias de calificación para animar la inversión en nuestro territorio. Sin embargo, y a pesar de que siempre es importante conseguir nuevos socios, lo que realmente necesitaría España es la constitución de un Ejecutivo en base a las fuerzas constitucionalistas que defienden la unidad nacional como base de un proyecto sólido. Algo que hemos defendido en OKDIARIO desde que comenzara 2016 y que, a tenor de los resultados electorales, sería lo más justo para el conjunto de la población. Desgraciadamente, esta posibilidad parece inviable. Durante estos 100 días, casi todos los actores claves en este asunto han estado más preocupados de sus ombligos partidistas que de buscar una solución para los españoles.

El PP ha tratado de adecentar su estructura tras la cascada de casos de corrupción. El PSOE, de la mano de Luena, ha luchado contra los barones —en especial Susana Díaz— para que Pedro Sánchez siga en el poder aunque sea a costa de seducir a los nacionalistas. Pablo Iglesias ha sofocado como ha podido las crisis internas de Podemos mientras ha radicalizado su mensaje y Albert Rivera, sin duda, ha destacado como la excepción por sus dotes de hombre de Estado. No obstante, su carencia de votos le impide tener un peso más definitivo en nuestro actual engranaje democrático. A pesar de su esperanzadora presencia, el tiempo pasa sin acuerdos que llevarnos a la boca. Durante los próximos 34 días, sabremos si el desenlace es un pacto de última hora o nuevas elecciones generales. Los españoles, mientras tanto, han sumado la ineficacia política generalizada a sus preocupaciones del día a día donde empleo y economía doméstica siguen siendo protagonistas sin que nadie haga nada.

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