El ‘Paiporta informativo’ de Sánchez tras aflorar su ‘fontanera’ Leire

La irrupción en la primera línea de la actualidad informativa de la ahora ya conocida como «fontanera» del PSOE, Leire Díez, ha dado un vuelco al escenario político en la última semana. El punto de máximo interés lo proporcionó la incorporación también de Víctor de Aldama en plena comparecencia de la «fontanera» para informar de su encuentro en Ferraz con el sucesor de Ábalos en la secretaría de organización del partido, Santos Cerdán. Tras dos horas con él, al salir de la sede socialista de Ferraz comunicó que había pedido la «baja voluntaria del partido», con lo que quedaba extinguido el simple expediente informativo que le había sido incoado tras conocerse el audio de su reunión conspirando para acusar al Tte. Coronel de la Guardia Civil al mando de la unidad de la UCO que investiga, por orden judicial, el entorno familiar y político de Sánchez.
Su anunciada comparecencia iba a ser tan «clarificadora», que antes de comenzar ya había dicho que sería sin preguntas, en idéntica línea de transparencia que su gran jefe, quien desde el pasado 29 de abril no ha contestado a ninguna pregunta de los periodistas. Y su silencio se ve así ampliamente compensado por sus tan comunicativos «fontaneros». Pero como sabemos, ese guion se vino abajo con aquella incorporación no prevista de Aldama y la subsiguiente de su guardaespaldas y estrecho socio, el ex empresario Javier Pérez Dolset. Un personaje al parecer con vocación de ser un singular Robin Hood, acudiendo en auxilio de personas sometidas a causas judiciales «injustamente, y por presuntas corrupciones de miembros de la judicatura, la fiscalía y los investigadores de la Policía Nacional y la Guardia Civil». Y que para ello al parecer llevaría ya unos años almacenando una gran cantidad de informes con ese fin, en colaboración con la «fontanera mayor» del sanchismo. Y que en esa visita a Ferraz, ella los habría entregado e informado de su voluntad de comparecer y explicar su contenido, que se ha conocido ya con la bochornosa sucesión de grabaciones anteriores y declaraciones posteriores, que estos personajes han protagonizado en estos días últimos tras aflorar la conocida reunión conspirativa en el despacho de un abogado y hasta ahora también desconocido para la opinión pública y publicada.
Un dato muy significativo acerca de la relación de Leire Díez con la cúpula del gobierno y del PSOE es que fue nombrada para su cargo en Correos obligando a su anterior titular a abandonarlo contra su voluntad, tras diez años al frente de él. Y siendo el presidente de la compañía que la nombró el anterior director de gabinete de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE sanchista, Juan Manuel Serrano, nombrado en cuanto Sánchez llegó al gobierno tras la moción de censura de 2018. Es decir, que su nombramiento tiene un hilo directo con Moncloa y Ferraz.
Ante esta tan degradante situación, el actual inquilino monclovita ha optado por actuar como lo hizo en Paiporta: huyendo del escenario para no dar la cara. En este caso, hace coincidir las sesiones de control del Congreso y del Senado con una agenda en el exterior, preparada «a la carta» con este fin. De la Cámara Alta hace más de un año que no comparece para rehuir el control parlamentario dada la mayoría absoluta del grupo parlamentario Popular en ella.
Ante esta situación, la posibilidad de que Sánchez abandone el gobierno voluntariamente para darle la voz a los españoles en las urnas, es literalmente nula. De la misma manera que sus socios de coalición de gobierno, no están dispuestos a dimitir de sus actuales «colocaciones» encabezadas por las de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, pese a ser tan incompatibles con la corrupción. En cuanto a sus aliados en el Congreso, prácticamente se da la misma situación con los 4 diputados de Podemos, los 5 del PNV, los 6 de Bildu y los 7 de ERC y de Junts. Todos ellos acreditados «progresistas» además de implacables enemigos de la corrupción, por lo que apoyaron la censura sanchista de 2018. Ahora la corrupción es de los «suyos» y ya no les parece tan grave. Deben ser cuatro/cinco diputados socialistas los que den el paso adelante.
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