No hay sexta ola que deje a Sánchez sin unas navidades de lujo

Ni sexta ola ni nada: Pedro Sánchez viajará este fin de semana a la finca de Quintos de Mora, en Toledo, para pasar la primera parte de las fiestas navideñas. La segunda, se marchará unos días a Las Marismillas, en Doñana, donde presumiblemente despedirá el año. Esto es, Sánchez se va en busca de esos «espacios naturales» donde no será necesario utilizar la mascarilla, obligatoria para todos aquellos que no tengan la suerte del jefe del Ejecutivo. O sea, de Toledo a Huelva, pasando por Madrid para presidir el último Consejo de Ministros de 2021, un calendario a medida del presidente, que descansará los días propiamente festivos y del 30 de diciembre al 6 de enero. Aunque, eso sí, dicen que de forma telemática seguirá presidiendo las reuniones de seguimiento de la pandemia.
Quintos de Mora está situada en medio de la montaña, ocupando una superficie de 6.864 hectáreas. Un espacio donde poder respirar a pleno pulmón. No hay mejor lugar para contemplar cómo avanza la sexta ola que esta finca de Patrimonio Nacional, aislada de las tribulaciones de un país exhausto y harto. Y qué mejor complemento que Las Marismillas, en Doñana, para cuadrar el círculo de unas navidades de lujo. ¿Qué tendría que pasar para que Pedro Sánchez renunciara a entregarse a la molicie? ¿En cuánto tendría que situarse la incidencia de contagios por cada 100.000 habitantes para que el presidente del Gobierno se planteara no disfrutar de estos parajes naturales?
No se trata de subirse a lomos de la demagogia y negarle a Pedro Sánchez su derecho a tomarse unos días de descanso. No es eso, sino de exigirle que sus actos privados se adapten al contexto de una situación que está afectando a millones de familias. La pandemia está ahí, complicando la vida de todos menos, aparentemente, la de Pedro Sánchez, al que no hay variable del coronavirus -Ómicron incluida-que le cambie su glamurosa rutina.
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