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Ni sordo ni herniado

Ni sordo ni herniado

El señor alcalde de Palma, a la sazón don José Hila, Pepe para los amigos o Josep, como deberían llamarlo sus socios de Més, no tanto en la prensa adicta o subvencionada como en algunas redes sociales, aparece más que Belén Esteban en las revistas de peluquería, mayormente en Facebook, donde día sí y otro también, y en ocasiones dos veces por día -como las ofertas de los supermercados con el dos por uno- fotos mediante y texto descriptivo de parte nos va mostrando paso a paso, hora a hora, su frenética actividad como primer edil de la ciudad. Eso, porque como los hay que se agitan creen estar haciendo algo.

Quedará claro que allí donde vaya el señor alcalde, llevará puesto un fotógrafo y su correspondiente negro (el que le escribe en sus redes sociales, no vayamos a ser tachados de racistas) y que ahora por aquello de la modernez ha devenido en llamarse community manager. Aunque por las trazas más bien parece que el que tiene, por lo que sale de su cacumen y el efecto contrario que provoca, al parecer no pasa de becario en prácticas.

Y hete aquí que ahora la concejala socialista doña Angélica Pastor, que se ocupa, es un decir, del área municipal de Infraestructuras y otros desaguisados del Ayuntamiento de Palma, acaba de convocar un concurso para contratar a otro community manager e intentar explicar, por ejemplo y entre otras cosas, por qué la principal arteria de Palma, para desesperación de comerciantes y mayor perjuicio de sus comercios, lleva no menos de tres meses patas arriba para colocar una tubería a lo largo de unos trescientos metros, cuando en cualquier administración eficiente, esta obra, que no es el Escorial, podría haberse llevado a cabo en una semana o a lo sumo dos. Y todo ello, para más recochineo, luciendo unos carteles que ponen, más o menos, trabajamos para mejorar la ciudad. Pues sí.

El community manager en cuestión se embolsará tal que 72.000 euros anuales, según parece más que el alcalde, y tendrá la obligación, como consta en las bases del concurso para elegirlo, de hacer dos tuits al día y un vídeo a la semana y de paso «escuchar activamente el ruido social, para seguir las tendencias y los nuevos formatos de comunicación en redes».

Se supone que no deberá usar ni sonotone ni, por el exceso de trabajo, braguero para herniados. Pero, eso sí, deberá redactar el mensaje pastoral usando «un lenguaje claro que busque la proximidad y la empatía, huyendo siempre de la imagen artificial, de las respuestas típicas o automáticas», algo que, si no lo explica en latín, puede resultar harto difícil, ya que no hay forma de explicar razonablemente el sindiós que tiene organizado Palma con sus infraestructuras.

La Playa de Palma, ya en plena temporada turística, tiene zonas a las que, para asombro de visitantes, tienen patas arriba y lo que rondaré morena. El Parc de la Mar está a punto de comenzar unas obras que van a enmerdar el trozo de ciudad mas visitado y espérate que a la Plaza de España le aguardan, y eso si no surgen problemas, tal que 16 meses de polvo, ruido, molestias y ruina del empresariado. Y para ponerle la guinda a este indigesto pastel, el casco antiguo, su empedrado, en calles como Sant Jaume o Concepción, hay baches que llevan allí un par de años.

Como cunda el ejemplo de Hila y Pastor, y la envidia es mala consejera, nos va a salir a community por concejalía, eso sin contar con que los socios de gobierno en el tripartito, los independentistas de Més y Podemos, les exijan a los responsables de darles botafumeiro con perspectiva de género para sus respectivos concejales. Todo para intentar salvar el trasero en unas próximas elecciones que si acaso las vayan a perder, no será por méritos de sus adversarios sino por deméritos propios. Que esta es la otra parte del drama de esta ciudad.

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