Un monstruo ruso apodado “Putsta”
Juan Rulfo, en su fascinante y mejor novela Pedro Páramo, escribió: “Y hasta dejé de pensar para morirme, antes de que él me matara”. Se refería a otro asesino de la calaña de Putin. Ucrania nunca se someterá al monstruo ruso porque cree en sus nobles convicciones y defenderá a muerte su idea de ser una nación libre, a pesar de que el comunismo genocida del Kremlin pretenda doblegar su pensamiento. La heredología criminal de la hoz y el martillo pervive, goza de esa macabra salud que masacró a los últimos zares en 1918. Hoy, 2022, los sicarios del ogro emulan aquellos crímenes históricos con la impunidad de antaño y matan, uno a uno, a los románticos seguidores de Zelenski como quien mata moscas.
“El dictador de Moscú”, alias que asume de buen grado, se enfurece si le llaman “Putler”, acronimia entre Putin y Hitler, prefiere que le apoden “Putsta”, mote que le junta con Stalin. En cualquier caso, el ex espía de la KGB nació predestinado para el crimen. Aniquilar gente estimula su psicopatía. Entra en éxtasis cada vez que lee un sádico titular que condena a sus tropas, a modo de ejemplo el que reveló Zelenski en la ONU: “Soldados rusos violaron a mujeres ucranianas delante de sus hijos y les cortaron la lengua”. Pero el silencio habla. (Las hipócritas feminazis, Irene Montero e Ione Belarra, no ampararon a las torturadas por los salvajes hijos de “Putsta”, es más, no dijeron ni mu. Las vivarachas compis podemitas siempre ocultan las atrocidades que comete el comunismo).
Una degeneración de su conducta irrumpe en el trastornado cerebro del monstruo: el invasor de Ucrania desea prolongar la guerra. Este enfermo mental sólo halla paz en el conflicto. Cuanto más le odia el mundo entero, más feliz se siente. Es un peligroso bicho de sangre fría, un misántropo de manual que desprecia a la especie humana. Cuando reptó al poder, dejó un reguero sangriento y siniestro de colaboradores y amigos por el camino. Ordenó asesinar, cuando no envenenó a sus contrincantes, en previsión de que lo envenenaran a él. Y no contempla el suicidio, porque le quitaría un tiempo precioso para seguir haciendo el mal. Protagonizar eventos infames le priva. Basta ver las desgracias que este monstruo provoca: “Mariúpol denuncia que los rusos usan crematorios móviles para ocultar las masacres”. “Mercenarios chechenos de “Putsta” fusilan a 400 civiles en Bucha”. Etc., etc.
Según últimos datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, más de 4,3 millones de personas han huido de Ucrania por la guerra, debido a los bombardeos, a las represalias políticas y el temor al hambre. Sin embargo, en España, como mal menor, hemos de soportar la profunda ruina en la que nos ha metido a todos el muy incompetente y derrochador Gobierno ¡¡social-comunista!! de Sánchez, que apenas aparece para contarnos estupideces que, además, son grandes mentiras. Mejor nos iría a los españoles, si convoca elecciones ya y se larga por donde vino… E infinitamente mejor les iría a los ucranianos, si un francotirador se carga al monstruo ruso.
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