La milonga de los ‘valors’ del Barça

Barcelona FC
El Barça lleva demasiados años presumiendo de sus ‘valors’ y engañando a muchos culés de buena fe que se han creído esta milonga

El Barça lleva demasiados años presumiendo de sus ‘valors’ y engañando a muchos culés de buena fe que se han creído esta milonga. Lo único que guía al Barça es el dinero y la propaganda, todo lo demás es mentira. En la última asamblea de compromisarios celebrada el pasado fin de semana se aprobó cambiar el artículo 4 de los estatutos para incluir «la protección y promoción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos» y para «luchar por la erradicación de todas las actitudes machistas, homófobas y racistas en el ámbito social y del deporte».

Muy bonito y muy loable. Lástima que un par de días después se hiciera público que el 14 de diciembre el Barça jugará un partido de homenaje a Diego Armando Maradona, contra Boca Juniors, en Arabia Saudita, un país en que las “actitudes machistas y homófobas” son ley y en el que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es papel mojado. Propaganda y dinero son los “valors” de verdad de un club que no hace más que dar lecciones de comportamiento ejemplar a los demás, cuando nunca lo ha practicado, porque lo de los negocios culés con dictaduras islámicas no es cosa de ahora, ya hace años que los llevan a cabo. Sin olvidar las conexiones extrañas de Joan Laporta en su anterior mandato con la dictadura de la república ex soviética de Uzbekistán. O las sucesivas condenas a directivos y futbolistas del Barça por asuntos turbios o evasiones de impuestos.

Sin tener que irnos al extranjero, el Barça ha sido un cómplice necesario para que el proceso separatista, y el dolor consiguiente que ha causado a millones de catalanes, pudiera llegar tan lejos. Las pancartas de “Freedom for Catalonia”, “Spain is a fascist state” o llamando “dictadura” a España en el Camp Nou y en el Palau Blaugrana en partidos de expectación internacional han sido elementos propagandísticos de primer orden para que el independentismo se consolidara en la sociedad catalana. El apoyo, directo o indirecto, de las sucesivas directivas barcelonistas a las pitadas a la Casa Real y al Himno nacional en las finales de la Copa del Rey fueron un factor de cohesión de un secesionismo que decidió que había que romper por las bravas los lazos entre los catalanes y el resto de españoles.

El separatismo más radical ha secuestrado la grada azulgrana ante la complicidad evidente de todas las últimas directivas que han pasado por el palco culé, llegando al extremo de que el club se enfrentó con la UEFA cuando esta quiso poner fin a la propaganda política que en cada partido de Champions llenaba el Camp Nou. Que haya docenas de miles de socios, y millones de aficionados, barcelonistas que se sientan españoles y no comulguen con el secesionismo nunca ha sido una preocupación para los prebostes del club. Han preferido dar barra libre a los elementos más extremistas del independentismo, aún a costa de perder aficionados no solo en Cataluña, también en el resto de España, hartos de las ‘esteladas’ y del ‘llibertat presos polítics” que ‘adornaban’ el coliseo del Barça.

Los “valors” del Barça incluyen un apoyo continúo a la imposición de la lengua catalana en la sociedad catalana, y desde hace años han cerrado acuerdos con entidades de tono separatista radical, como Plataforma per la Llengua -la asociación que se dedicaba a espiar en que lengua hablaban los niños en los patios de los colegios-. Por supuesto, el Barça colaboraba en imponer el catalán entre los ciudadanos de a pie, porque a Leo Messi nunca le exigieron que aprendiera catalán, y mucho menos que lo usara en público. Tras dos décadas en el club culé se fue sin apenas haber pronunciado unas palabras en el idioma que el separatismo quiere que sea obligatorio, y único, para todas las personas que viven en esta comunidad autónoma. “Valors”. Claro, y dos huevos duros.

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