Mil asesores para un Gobierno inoperante

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Sánchez es, quizá, el alumno más aventajado en el aprendizaje de aquella famosa frase salida de la boca de una paniaguada del sanchismo, Carmen Calvo, ¡qué peligro!, cuando dijo que el dinero público no es de nadie. Y dice que es catedrático de Derecho Constitucional.

La cordobesa no lleva mala carrera con Sánchez. Tiene muchos enemigos dentro del PSOE y fiarse se fían poco de ella. Lo cierto es que levantó escuela acerca de la utilización del dinero público y la teoría la llevan a la práctica a rajatabla. A gastar como si no hubiera un mañana.

Las cifras oficiales, creíbles y publicadas, hablan de mil asesores contratados a dedo por el Gobierno que más metedura de pata tiene de toda la larga historia administrativa y política en España. La última ha sido el «error» en la llamada Ley de Paridad, algo clamoroso. Pero es que está llena de golondrinas la vida de este Ejecutivo que se conduce con hechos consumados más allá de cualquier legalidad. ¿Cuántas veces ha sido condenado administrativamente el Gobierno en sus seis años al no atenerse a las normas en vigor? Empezando por la inconstitucionalidad de los estados de alarma, los nombramientos (incluido el de Carmen Calvo al frente del Consejo de Estado), de la administradora única de RTVE, Rosa María Mateo, etc, etc, etc…

Les da exactamente igual. Ni siquiera, tienen la vergüenza de informar de los viajes del presidente y los ministros (especialmente los fines de semana de Yolanda Díaz, que también utiliza el Falcon oficial). Lo cierto y verdad es que han triplicado el número de asesores a dedo, incluidos los que han aumentado en la Presidencia del Gobierno. Mil asesores, ¿para qué? ¿Han mejorado las prestaciones de la Administración? ¿Hay más eficacia? ¿Más transparencia? ¿Más sentido común? No. Todo se hace para que el sátrapa monclovita tenga más asistentes, más papeles, más frases ingeniosas, más oropel, en definitiva.

La Administración de España cada vez se parece más a una organización estatal del mundo en vías en desarrollo que la de la cuarta potencia de Europa, potencia que ya lo era cuando Sánchez asaltó el poder político.
De RTVE, la larga mano confesa de Sánchez, mejor lo dejamos para otra ocasión. Una vergüenza en estado puro.

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