La marmota catalana

La marmota catalana
La marmota catalana

El 2 de febrero de cada año, la marmota Phil de Pensilvania sale de su madriguera, si no ve su sombra por ser un día nublado, la abandonará y eso significará que el invierno se va a terminar pronto. Pero si ve su sombra por tratarse de un día soleado, Phil se meterá de nuevo en la madriguera y eso implicará que el invierno aún va a durar seis duras semanas más. El nombre completo de Phil es «vidente de videntes, sabio de sabios, pronosticador de pronosticadores y profeta extraordinario del clima». En España no tenemos marmota, pero tenemos al presidente de la Generalidad de Cataluña, Pere Aragonès, que al igual que sus antecesores Quim Torra, Carles Puigdemont y Artur Mas, desempeñan una función de predicción similar, pero con muchísimo mayor índice de acierto. Las probabilidades de que la marmota Phil de Pensilvania acierte con su predicción están, según las autoridades sobre el clima de EEUU y Canadá, por debajo del 40%; mientras que la marmota catalana acierta siempre, nunca falla, jamás se equivoca. Este sí que es un “profeta extraordinario”.

En su tradicional discurso de Navidad emitido por TV3, la marmota catalana, Pere Aragonés, ha planteado un «acuerdo entre nosotros sobre cuándo Cataluña debe poder volver a ejercer el derecho a decidir», que tiene que ser «en 2023». El presidente catalán dice que hay que ponerse de acuerdo «sobre en qué condiciones se debe volver a votar» para que «esta vez todas las partes se sientan incluidas y todo el mundo acepte el resultado». Tanto la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, como el ministro de Presidencia, Félix Bolaños y la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, lo han desmentido tajantemente: «No habrá referéndum de autodeterminación. Es inconstitucional. No se va a celebrar», han asegurado. Lo que confirma con total certeza y sin la menor duda que el referéndum sí se va a volver a celebrar.

La misma fiabilidad tienen las previsiones de la marmota catalana como certeza podemos tener en que Pedro Sánchez va a incumplir sus promesas. Así que, si sus ministros nos aseguran que no se va a celebrar ningún referéndum de autodeterminación en Cataluña, se confirma que, como ha anunciado Pere Aragonés, los catalanes volverán a sacar sus urnas de juguete el año que viene. La experiencia demuestra que eso es así. «Con Bildu no vamos a pactar. Si quieres lo digo 5 veces, o 20 veces durante la entrevista; con Bildu no vamos a pactar», dijo Sánchez en 2015. También negó en 2019 que pensara indultar a los golpistas catalanes. El Gobierno «acata» la sentencia, dijo, y acatar, precisó, significa «el cumplimiento íntegro» de las penas impuestas.

Por escrito, el Gobierno de Pedro Sánchez negó que fuera a modificar el delito de sedición en el Código Penal. Respecto al acercamiento de etarras, en 2018 el PSOE de Sánchez aseguraba que «no lo planteamos como ningún tipo de negociación: ni como reacción al comunicado de ETA ni en la negociación presupuestaria». Y ya los tenemos a todos en casa por Navidad. Y a Puigdemont, en la campaña electoral prometió que lo traería para ser juzgado: «Yo me comprometo, aquí y ahora, a traerle de vuelta a España», salió de su boca en un debate electoral. Sánchez es tan confiable como la marmota catalana, pero al revés, si promete que mientras él gobierne “nunca se va a celebrar un referéndum de ese tipo ni de forma regular ni irregular”, se confirma el peor de los pronósticos. Los golpistas ya le han sacado a Sánchez, primero la rebaja de la acusación de la fiscalía de rebelión a sedición, después su indulto, y más tarde la despenalización de la sedición y el abaratamiento de la malversación. Así que, cuando ahora Pere Aragonés anuncia que en 2023 volverán a celebrar un referéndum y Pedro Sánchez lo niega, ya tenemos otra vez a la marmota fuera de su madriguera y seguro que de nuevo se sale con la suya.

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