El machismo cavernícola de Errejón

Si lo que relata en su libro Íñigo Errejón lo hubiera escrito o dicho un diputado del PP o de Vox, a estas horas las terminales mediáticas del socialcomunismo le estarían triturando. Y es que el diputado de Más País se ha consagrado como un baluarte del machismo más cavernícola al asegurar que la línea ascendente de un partido no se aprecia en las encuestas, sino en cuánto se liga después de los mítines. «Si se liga es que hay pasiones alegres. No son sólo reuniones de partido, se hace comunidad. Si eso pasa es que vamos bien», asegura. La profundidad de pensamiento de Errejón se refleja en este párrafo que es toda una revelación demoscópica: el éxito de las formaciones políticas depende de la capacidad de sus dirigentes para ligar. Todo un hallazgo que pone de manifiesto hasta qué punto quienes venían a refundar la democracia ya no es que sean casta, sino que son caspa en sentido literal.
La revelación de Errejón es, además, un ejercicio soberbio de hipocresía, porque todo esto de lo que presumen sobre dignificar el papel de la mujer le convierte, a la postre, en unos recalcitrantes machistas. Imaginemos que un dirigente de derechas sale diciendo que su partido va bien porque en los mítines se hartan de ligar. ¿Qué opinión merecería ese comentario a los santones de la progresía? No es difícil imaginarlo, como tampoco es difícil imaginar que la confesión de Íñigo Errejón pasará desapercibida o, a lo sumo, les merecerá una sonrisa.
La lección política de Errejón les hará mucha gracia, porque esta izquierda tiene bula cuando se arrebata y la emprende a patadas contra un jubilado enfermo de cáncer o cuando se hace la simpática relatándonos sus andanzas nocturnas. Errejón dice que los partidos van bien cuando sus líderes ligan. Toda una demostración de profundidad intelectual. Ahora, que venga Tezanos y le copie la idea para la próxima encuesta del CIS.
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