Se ingresa mucho, se malgasta más

Se ingresa mucho, se malgasta más

En realidad, al pueblo contribuyente se la trae al fresco quién se quede con sus impuestos. El hecho cierto es que se pagan, y la mayor parte de ellos van a parar al Gobierno de Sánchez.

La podemia, cuando todavía no había pisado moqueta, creía o decía (que no es lo mismo) que los ricos no pagaban impuestos y los pagan. Que las clases medias –cuando existían-se llamaban andanas y se aflojaban el bolsillo. Y que nadie, decían, debía cobrar más de “3.000 pavos…” (Iglesias dixit).

Las cosas para esa nomenklatura y sus cuates dirigentes han cambiado en estos últimos cuatro años y ahora ven las cosas de otra forma. Cierto es que no olvidaron en el monte su inquina/envidia (viceversa) hacia los grandes acaudalados, algunos de los cuales -que los conozco- hicieron sus imperios económicos a base de trabajo, determinación y no pocos sacrificios.

Ahora regresamos en el túnel del tiempo al viejo debate sobre los impuestos. La izquierda española gobernante -tan ñoña, antigua, contradictoria y demodé- se encuentra entre dos fuegos. El primer rescoldo es que se ha enseñado a sí misma a gastar y gastar y si no gasta no encuentra su alma. El segundo, que la ubre del contribuyente está tan exhausta como melancólica para intentar ordeñarla más. Muchos impuestos para tan escasa gestión.

El problema para el Gobierno –donde una vez más no hay ni unidad de criterio, ni coincidencias básicas en un tema capital- es que los otros poderes del Estado –las autonomías populares para ser más exactos- han decidido dar un respiro, siquiera liviano, a la vuelta de tuerca que supone el aumento de 17 impuestos por parte de la entente social radical. Y han quedado retratados a la primera nevada que les ha caído. A ese impresentable, orondo e ineficaz ministro de la Seguridad Social -¡cómo te engañó, Mariano Rajoy!-, creo que responde por el nombre de José Luis Escrivá, no se la ha ocurrido otra cosa que tratar a las CCAA la posibilidad de arbitrar sobre fiscalidad. El sopapo que se ha llevado por parte de sus pares socialistas y comunistas ha sido de aurora boreal. ¿Por qué no se atreve a poner en duda la vialidad europea de la fiscalidad foral en el País Vasco y Navarra? ¡Esa situación sí que es una antigualla de feudalismo!

Por corto y por derecho, en España se pagan muchos impuestos para lo que se recibe a cambio. Y aún así, las arcas están vacías y criando telarañas. El problema no son los ingresos –la Agencia Tributaria es el organismo que mejor funciona de todos los existentes en el Estado-, sino de gastos. Gastos superfluos, millonarios, bokassianos, injustos para el propio contribuyente y perfectamente prescindibles. Predica con el ejemplo, Sánchez, gran manirroto. O calla para siempre.

 

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