Los hombres y mujeres de negro viajan a Madrid

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Monika Hohlmeier, presidenta de la Comisión de Control Parlamentario del PE, está decidida a conocer, por las buenas o por las malas, el destino que el Gobierno español está dando a los fondos europeos (140.000 millones de euros). Lleva tiempo con la mosca tras la oreja y es alemana.

En la entrevista concedida a este periódico ha dejado muchas claves. La primera, que desde su decisiva responsabilidad de control en el Europarlamento no conoce el destino de un solo euro de cómo está gastando Sánchez el dinero que le cae de Europa. Allí, no, pero aquí, tampoco. Es probablemente el Gobierno de la UE más opaco y oscuro. Me da la sensación de que el presidente cree que se puede torear a las instancias comunitarias como hace con la oposición en España.

La pasada semana al menos tres parlamentarios –entre ellos uno portugués, que lo tenemos muy cerca- se han dirigido al Pleno de Estrasburgo subrayando las deficiencias democráticas del Gobierno socialcomunista español. Algo que repatea al inquilino de La Moncloa y con toda razón, porque por esos lares no les gusta que les tomen el pelo, aunque tenga como aliada a doña Von der Leyen.

Con la llegada de la Comisión Europea, el Gobierno tendrá que abrirle los libros de contabilidad porque los comisionados del Parlamento parecen decididos a ajustar las cuentas. No hay que olvidar que queda todavía la mayor parte de los fondos por ejecutar y si observan irregularidades los talones no se firman. Así de simple.

La experiencia reciente en los procederes del sanchismo demuestra que esta gente es capaz de vender una burra ciega como si fuera un caballo cuatralbo. Tengo para mí que en esta ocasión el juego de cubiletes no va a resultar tan sencillo.

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