¿Hay esperanza para Feijóo?

Feijóo presidente

El próximo 18 de febrero sabremos algo al respecto. Este columnista continúa pensando que sería un error mayúsculo, independientemente de lo que ocurra en Galicia, intentar de nuevo mandar al averno a un dirigente popular que ha ganado todas las elecciones desde que sucedió a Pablo Casado. Pero también sería otro error no preguntarse por qué con todo a favor la opción PP no está 20 puntos por delante de Sánchez.

El columnista continúa preguntándose acerca de la razón o razones del porqué en amplios círculos del centroderecha, mucho más en la parcela de derecha más consistente, se hace un mohín de incredulidad acerca de las reales posibilidades del gallego de sustituir en su día a Sánchez.

Sinceramente, no lo tiene fácil. O consigue que Vox camine por la senda de Ciudadanos, es decir, que se diluya como un azucarillo (cosa que tampoco parece sencilla porque hay un sustrato ideológico como argamasa) o, finalmente, el pueblo español mayoritariamente se tape los oídos (Ulises style) y deseche los poderosos (electoralmente) cantos de sirena de Sánchez que, en cualquier caso, ha demostrado morir matando.

Siempre entendí, por los ancestros, que Feijóo sería mejor gobernante que aspirante al poder desde la oposición. Lo lleva en su ADN. Recientemente, formalizó un equipo parlamentario muy potente y los círculos interiores en el organigrama partidario tampoco son mancos. Una mayoría de observadores (no necesariamente de los medios) cree que necesitaría algo más que vicesecretarios generales y titulares de departamento en el cuartel general de Génova 13. Técnicos esencialmente en comunicación que tengan auctoritas ante los creadores de opinión y la dirigencia mediática.

El Partido Popular cumplirá en este 2024 medio siglo de vida como tal. Aquella longa caminata del villalbés Fraga, en medio de dificultades y sambenitos sin cuento, permite hoy presentar alternativa al poder de una izquierda radical, siempre aliada (de una forma u otra) con los nacionalismos y separatismos periféricos, para poder continuar con las reformas que se quedaron en el tintero en las dos ocasiones en cincuenta años en las que el pueblo español les entregó el poder y que, al final, quedaron inconclusas.

Un líder, además de honradez y conocimientos, necesita talento, determinación y audacia. ¿Es o será Feijóo el hombre capaz de completarlas? Pido permiso para responder con un aforismo anglosajón al uso: Only time will tell!

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