Guerra sucia en Esquerra

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El diario Ara, el diario más próximo a ERC, rompió la baraja el lunes. Ni siquiera esperó a la edición en papel del día siguiente. Al contrario, lo avanzó en la versión digital. Parece ser que no podían esperar. La información es demoledora: Ernest Maragall, entonces alcaldable de Esquerra por Barcelona, sufrió un episodio de guerra sucia por parte del propio partido hace ahora un año. Unos carteles de pésimo gusto con la frase: «Fuera el Alzheimer de Barcelona». Y salía no solo su hermano, aquejado de tan grave enfermedad, sino también él.

Para situar el tema, hay que aclarar que el Ara es la apuesta personal de un empresario de publicidad, Fernando Rodés. El diario salió en el 2010, cuando empezaba a hervir el proceso. En clara competencia con otro periódico en catalán,el Avui, considerado próximo a Convergencia. Acabó vendido por un euro a El Punt, el tercero en discordia. Ahora es El Punt-Avui. Todavía lleva el lazo amarillo en la portada.

Personalmente, siempre he creído que el Ara habría sido una buena apuesta estratégica si Cataluña se hubiera convertido en República. En este caso, podría haber sustituido a La Vanguardia como diario de referencia de la nueva clase dirigente. Pero, como saben, duró apenas ocho segundos.

No he visto nunca que hayan difundido sus datos de OJD o sus cuentas anuales. Aunque igual se me ha pasado. En plan: «El Ara ha ganado este año …». Como el resto de la prensa tradicional, no está el horno para bollos. Y si vas al buscador de la web, la última noticia sobre el tema es del 2017. Anuncia, a bombo y platillo, que «es el único diario que crece en papel». Sí, pero tampoco es para tirar cohetes: de 12.167 a 12.418 lectores.

Lo digo para situar el medio porque, como decía McLuhan, aquel sabio que nos hacían estudiar en la facultad: «El medio es el mensaje». Casualmente, el otro día en un acto oficial volví a oír rumores sobre el Ara. Que el empresario en cuestión se había cansado de perder millones. Hace tiempo me dijeron que cuatro al año.

En fin, el rotativo titulaba este martes: «ERC pide disculpas por el ataque de falsa bandera contra los Maragall». Y en el subtítulo: «Los carteles que asociaban al alcaldable con el Alzheimer del hermano salieron del mismo partido».

Ante las críticas en las redes, el diario se ha defendido negando que sean un «panfleto» de ERC y que la investigación periodística empezó antes de la crisis de la formación. Está por ver cómo afecta la derrota de Esquerra en las elecciones autonómicas al mapa mediático catalán, al menos al más independentista.

Los carteles en cuestión aparecieron, en diversos puntos de Barcelona, el 8 de marzo del año pasado. Las elecciones municipales eran el 28 de mayo. La última oportunidad del hermano de Pasqual Maragall de alcanzar la alcaldía. No lo consiguió -pasaron de diez concejales a cinco- y fue el inicio de un ciclo electoral a la baja. Ernest Margall ya no está en primera fila. Lo ha dejado.

El Ara»Ahora» en castellano- ha informado que hasta existía «una estructura paralela» al margen de la dirección. El partido se ha apresurado a pedir disculpas y a abrir una investigación interna, que es lo habitual para cubrir el expediente.

No deja de ser curioso que la fuerza política que presumía de mans netes (Manos limpias) -recuerdo a Carod en la noche electoral del 2003- se haya visto envuelta en un episodio de guerra sucia.

El que ha salido peor parado es Oriol Junqueras, que era el presidente cuando ocurrieron los hechos, porque o tenía conocimiento de ello o peor aún: no se enteraba de nada.

Junqueras, en su perfil de X, se ha apresurado a decir «no tenía conocimiento» y que se siente «sorprendido y decepcionado». Basta repasar las reacciones para darse cuenta de que no cuela. Uno de los que le ha contestado ha sido Josep Huguet, que fue consejero de Turismo con el primer tripartito (2003-2006) y luego de Universidades (2006-2010). «La presidencia y la secretaria -en este caso Marta Rovira- son responsables políticos, ni que sea por ignorancia», afirma.

Algunos apuntan a dos de sus hombres de confianza, su ex jefe de prensa, Sergi Sol; y el ex viceconsejero, Sergi Sabrià, que dimitió tras los malos resultados. Porque todo ello llega tras el descalabro electoral de ERC -perdió trece diputados-, la perdida de la presidencia de la Generalitat o las negociaciones con el PSC.

A mí no me cabe ninguna duda de que es un episodio de guerra sucia. Pero no solo para con Ernest Maragall. Contra el propio Junqueras. Es un poco el mensaje: Oriol, déjalo ya. O saldrán más trapos sucios.

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