El gobierno se cae del guindo

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A lo largo de una legislatura es difícil que un gobierno no se tenga que enfrentar a alguna crisis sanitaria: las vacas locas, el SARS, la Gripe Aviar, la Gripe Porcina, el MERS, el Ébola y, ahora, el COVID19. Cada vez con más frecuencia emergen nuevos patógenos que violentan nuestras vidas y ponen a prueba a los sistemas sanitarios. Cuando a finales de diciembre, China advertía sobre la presencia de un nuevo virus respiratorio de la familia de los coronavirus, altamente contagioso y de incierta letalidad, muchos lo vieron como una amenaza lejana y sobrevalorada. Qué gran error y cuánto tiempo perdido.

El virus ha llegado a España y el Gobierno se ha caído del guindo y, de paso, ha expuesto a la sociedad española a un situación muy comprometida. Mientras la vicepresidenta Carmen Calvo se jactaba de que otros países estuvieran tomando a España como referencia en la lucha contra el coronavirus y autorizaban manifestaciones multitudinarias como la del 8M, el COVID19 se propagaba por España silenciosa y descontroladamente. Sólo unos insensatos podían pensar que un tsunami pasaría de largo sin medidas de contención severas. Pero los errores vienen de largo, el día 25 de febrero los medios de comunicación anunciaban que, como destacó TVE, “Sanidad hará pruebas de coronavirus a los pacientes con neumonías desconocidas”… ¡Dos meses después del brote de Wuhan! Era evidente que el ministerio de Sanidad y su corte de epidemiólogos habían cometido una negligencia al no considerar la posibilidad real de que el coronavirus pudiera haber entrado en España en la primera oleada china. Fue este cambio de criterio el que facilitó la identificación de los primeros positivos en hospitales, o ya fallecidos, y ha destapado la verdadera envergadura del asunto.

Tengo la triste sensación de que los técnicos sanitarios han servido de coartada para un gobierno que ha arrastrado los pies atenazado por las consecuencias económicas de la epidemia. Han querido proteger a la gallina de los huevos de oro y han provocado una crisis sanitaria sin precedentes. Ahora solo queda desear a los profesionales sanitarios toda la suerte, fuerza y agradecimiento sincero por la batalla que han empezado a librar para protegernos. Esperemos que logren controlar el foco cuanto antes.

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