Las fresas de Marruecos, un peligro para la salud
Si fuera un caso aislado, la situación no tendría la gravedad que tiene, porque es la tercera vez en pocos meses que la UE ha tenido que lanzar una alerta al detectarse en España una partida de fresas contaminadas con hepatitis A procedentes de Marruecos. En esta ocasión, la alerta fue comunicada por las autoridades españolas a la Unión Europea en la tarde de este pasado jueves, pero, a diferencia de anteriores ocasiones, el cargamento no fue bloqueado en la aduana. Ya se dirigía hacia su destino final cuando una de las muestras tomadas previamente en el control fronterizo dio positivo y obligó a las autoridades a paralizar esa partida de frutas, la tercera encontrada con el mismo patógeno en apenas mes y medio. Urge intensificar las medidas de control aduanero, por mucho que los productos vengan de un país con el que Pedro Sánchez tiene una relación especial.
Y es que tres veces son demasiadas como para no tomarse en serio la amenaza. El cargamento afectado de nuevo con este patógeno, en una cantidad que la alerta cifra en «25 gramos», ya se encontraba en territorio español, rumbo al centro de distribución o mercado final. No fue interceptado en frontera, aunque se le tomaron muestras y se permitió su tránsito mientras se realizaban las pruebas, que finalmente dieron positivo. La primera partida de fresas con hepatitis A fue detectada el pasado 4 de marzo, a la que siguió otro cargamento igualmente contaminado días después. O sea, en mes y medio han sido tres las partidas que contenían el virus de la hepatitis A en niveles altamente peligrosos.
Estamos ante un formidable problema de salud pública que obliga, por razones obvias, a incrementar las medidas de control. Si los productos hortofrutícolas procedentes de Marruecos son un riesgo objetivo hay que obrar en consecuencia, porque no es normal que en apenas 45 días se hayan producido tres alertas graves.
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