Opinión

Franco vence de nuevo al Frente Popular

En julio de 1936 parte del ejército español se alzó en armas contra la Segunda República del Frente Popular que formaban el PSOE unido a todos los partidos de extrema izquierda e independentistas. La Guerra Civil la ganó el bando liderado por Franco, quien se mantuvo al frente de una dictadura hasta su muerte hace 43 años. Pese a que ni él ni su familia lo tenían así previsto, el rey don Juan Carlos, en nombre del Gobierno de Arias Navarro, solicitó al abad del Valle de los Caídos que Franco fuera enterrado allí. Desde entonces sus restos han reposado a más de 50 kilómetros de Madrid, en plena sierra de Guadarrama, en el valle de Cuelgamuros, muy cerca del casoplón de los Iglesias–Montero, apartado y aislado.

El monumento no se construyó como homenaje a Franco, sino para rendir honor a todos los caídos en la Guerra Civil “sin distinción del campo en que combatieran” y en él se hallan también sepultados entre 33.700 y 50.000 combatientes, además del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera. Hasta que la Ley de Memoria Histórica lo prohibió, en aquel lugar apartado de la civilización se celebraba cada 20 de noviembre, en el aniversario de la muerte de Franco y José Antonio, una misa y una concentración a la que acudían un puñado de sus ya hoy escasos nostálgicos, con símbolos franquistas y falangistas. Por su valor arquitectónico el monumento era visitado por unas 280.000 personas al año, cifra muy alejada de los 4,5 millones de visitantes que recibe la Sagrada Familia de Barcelona, o los 1,5 millones que visitan cada año el Palacio Real de Madrid. Pero eso ha empezado a cambiar, ya hay atascos en la autovía de acceso y largas colas para entrar.

En junio de 2018 Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno con los votos de un reinventado Frente Popular que, al igual que el del 36, conforma el PSOE unido a todos los partidos de extrema izquierda e independentistas. Y este nuevo Frente Popular se propuso que casi 80 años después, esta vez sí que iban a ganarle la Guerra Civil a Franco. Decidieron que lo iban a desenterrar costara lo que costara y en contra de la opinión de sus familiares y de la Abadía del Valle de los Caídos y sin contar con el consenso de la Conferencia Episcopal Española ni de la Santa Sede. Posiblemente influyera en esta decisión que Pablo Iglesias y su señora ‘portavoza’ no desean ser molestados en su mansión de Guadarrama. Pero su familia dice que va a trasladar sus restos a la Catedral de la Almudena para que las colas den vueltas a la Plaza de Oriente, en pleno centro de Madrid.

Cuenta la leyenda de Cardeña que el Cid Campeador —otro fascista, dirán los cultos podemitas— ganó batallas después de muerto gracias a la treta de colocar su cadáver sobre su caballo para hacer creer al enemigo que no había fallecido. Pues parece que Pedro Sánchez va a conseguir algo parecido resucitando a Franco. Su cadáver, que descansaba casi olvidado entre las rocas de la sierra madrileña, va a vencer de nuevo a la extrema izquierda independentista, como hizo en los años 30. Y ahora ya no son sólo los nostálgicos del régimen franquista los que se levantan contra el nuevo Frente Popular, sino que todos los demócratas exigen al doctor Cum Fraude que deje en paz a los muertos y convoque elecciones de una vez. Ni los golpistas catalanes, ni los amigos de los terroristas vascos, ni la extrema izquierda chavista van a salirse con la suya. ¡Ríndete Pedro Sánchez, QUEREMOS VOTAR!