Palo Alto

El Estado está en quiebra, España aún no

Graciano Palomo

¡Qué difícil resulta al Gobierno aceptar la realidad de las cifras! El mismo día y a la misma hora en las que la OCDE rebajaba dos puntos el crecimiento para el 2022, la enfervorecida (de sí misma) y exaltada (por militancia) ministra de Trabajo, hablaba de “cifras increíbles” de crecimiento de empleo. Se lo olvidó decir que el mayor incremento se produce en el sector público y olvidó en el presumir que hay más de tres millones de personas mano sobre mano. Oficialmente.

Mientras los grandes medios de información internacionales se refieren a España como “un Estado en quiebra”-déficit, deuda pública, desajustes fiscales, desequilibrios, alto desempleo, etc…-el Gobierno encabezado por su presidente de paseo por el mundo -el último “rally” ha sido el Egipto del general El-Asi-si- autocalificándose de campeón de la recuperación y la resiliencia. Recuerda en demasía a aquel Zapatero que tenía la cabeza bajo el ala cuando llegó la gran crisis financiera que demostró su catadura como gobernantes.

Pues bien, hay que convenir que los organismos internacionales, los servicios de estudio interiores que todavía son independientes (quedan pocos), el Banco de España, la UE y el mundo económico privado va por un camino; el Gobierno escoge justamente el contrario. Incluso, respecto a las apreciaciones.

Me ha interesado durante esta semana que finaliza mucho un estudio firmado por el doctor por Harvard y profesor del IESE, Pablo Fernández, en el que afirma en sustancia que “el Estado español está en quiebra. España todavía no”.

En síntesis, la calculadora del enseñante/investigador no miente: el Estado español está quebrado, según las cuentas que ofrece el Gobierno y están publicadas. La deuda pública ha llegado a los 1.419 millardos de euros en el 2021. Los ingresos han sido inferiores a los gastos desde el 2008. La deuda sería mayor si los tipos de interés no fueran artificialmente bajos, porque el BCE altera los mercados financieros en aras a la estabilidad política, etc.

La pregunta resuena por todos los rincones del país. ¿Es sostenible la actual situación? Contesta el profesor Fernández y su equipo de investigadores: “Obviamente, no”.

A ello habría que sumar el desempleo (15%), más muertos que nacimientos desde el 2015 y todos los desequilibrios que el lector de este diario digital conoce. No son antipatriotas aquellos que denuncian un estado de cosas que no se puede mantener en el tiempo. Son realistas, mis queridos amigos.

Luego viene España. España todavía no está en quiebra. Porque España es una palabra no cuantificable en cifras. Es el corolario sentimental del Estado que todavía pervive, incluso revive, cada vea que se la pone en cuestión. Pero, no seamos excesivamente optimistas en lo que respecta a esto último.

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