Dos zombis en Génova

Dos zombis en Génova

En política siempre hay vivos que se tenía por muertos y muertos que se creen vivos. Entre los primeros ahí está, por ejemplo, Cayetana, dos veces ejecutada pero a la que aún le queda genio y figura, más que sepultura. En el lado contrario, Casado y Egea, dos zombis que no saben que están muertos. ¿O sí?

Lo que también parecen ignorar es que solo el Cid ganaba batallas después de muerto y por eso, ahí siguen, deambulando por la planta séptima de Génova y creyendo que pueden ganar algo cuando sólo les queda evitar daños mayores.

Como dicen los ajedrecistas, a veces es necesario sacrificar la dama para salvar al rey. Egea, que no sé si juega al ajedrez, no ha entendido la frase y le ha adjudicado a Ayuso el papel de dama y a Casado el de rey. Y así le va. Aún no se ha enterado de que en un partido político, como en cualquier institución, el rey es la propia institución y la dama quien la preside. Es a Casado (la dama del tablero) a quien hay que sacrificar si se quiere salvar al PP (el rey). ¿O no?

Y, hablando de muertos, lo que tampoco deben de saber es dónde caerse idem. Ese es uno de los problemas de profesionalizar la política, que se nos llena de aguerridos pipiolos que, terminado su ciclo, no tienen dónde ir. No sé si será el caso de Egea y Casado, pero, ¿y si lo fuera? ¿Y ahora de qué vivir? ¿Cómo pagar la hipoteca? Eso sí que une, pero al sillón.

Nunca sabremos quién tenía razón en esta guerra, qué se esconde detrás de cada movimiento; pero ello, lamentablemente, es indiferente, pues la opinión pública y sus votantes juzgan por lo que se ve, no por lo que se esconde. Y lo que se ve es un líder que ha perdido a su tribu, que ha intentado eliminar a su principal atractivo electoral y le ha regalado al PSOE y a sus socios un hueso que no van a dejar de roer.

Ese es el paisaje tras la guerra y son las consecuencias y los resultados, más que las causas y las intenciones, lo que determina la sentencia de su público que ya ha sido emitida. Sólo queda ejecutar la pena, la dimisión, pues en este caso no caben segundas oportunidades, como ya nos enseñaron otros zombis, los de Thriller de Michael Jackson, cuando cantaba “Thriller night. There ain’t no second chance”.

 

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