La cuña del mismo palo

La cuña del mismo palo
La cuña del mismo palo

Lo volvió a hacer. Javier Aguirre repitió el dibujo usado en Getafe y ante el Atlètico con cinco defensas, cuatro en el centro del campo y Muriqi como un náufrago en el océano. Su oponente, Francisco, hizo lo mismo, pero jugando de otra manera. Mientras los locales practicaban el mismo fútbol directo buscando a sus hombres de banda para superar a sus pares en uno contra uno, los visitantes cedían terreno, presionaban excesivamente atrás y carecían de más recurso que buscar al kosovar, inútil sin un compañero a su lado, o confiar en la velocidad de Amath, sorprendente titular, que nunca aprovechó su habilidad.

La claridad de ideas de los franjiverdes contrastaba con la ausencia de ellas en las filas baleares, más pesadas que ligeras en defensa y sin control, posesión ni contundencia en el centro del campo. El marcador seguía como al principio, pero ya se habían cantado tres «uys» antes cuando Raul Guti remató fuera ya con Sergio Rico desplazado y por los suelos y Fidel, solo a un metro de los tres postes, ni siquiera conectaba con el cuero. Pero si hacía falta una demostración esta llegó con la imagen de Mojica, una pesadilla en banda izquierda, rematando dentro del área sin que ni uno solo de los cuatro rivales que le rodeaban se molestara en interponer un pie. Un guión que ya hemos visto otras veces esta misma temporada.

El sistema de Aguirre para sumar puntos de tacita en tacita se va al limbo en cuanto encajas un gol. No le quedó más remedio que buscar la otra cara de la moneda y sin dilación puso en liza a los dos asiáticos. Uno de ellos a cambio de Maffeo, una decisión discutible salvo causa desconocida. Tanto lo de Kubo como lo de Lee derivó en el espejismo acostumbrado, mucho ruido y pocas nueces. El japonés empeñado en su lucimiento personal y el coreano perdido en su propio bosque. Salió Salva Sevilla para poner orden donde reinaba el caos. Luego Angel para que Muriqi tuviera un amigo cerca. No era tarde, pero la suerte estaba echada. El Elche no picó. Se mantuvo impávido ante el nuevo 5-2-3-1 replanteado por el «Vasco» y se limitó a defender sin concesiones y aprovechar espacios para contragolpear. Un detalle: el primer tiro del Mallorca entre los tres palos se produjo en el minuto 87.

El martes será otro día.

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