Cuarenta años de catalanismo

Cuarenta años de catalanismo

El próximo año 2023 se cumplirán cuatro décadas de la aprobación del estatuto catalanista de Baleares: “El catalán es la lengua propia de las Islas Baleares”. En estos cuarenta años los cándidos gobiernos populares han sido los protagonistas del desarrollo de las leyes catalanistas, aunque en su día sí que defendieron que la lengua de Baleares no se denominase catalana, pero pronto el presidente Gabriel Cañellas lo olvidó. Desde entonces la claudicación de los populares antes socialistas y catalanistas ha sido una constante.

Las herramientas básicas del catalanismo las crearon los populares (“Ley de normalización lingüística” de 1986 de Gabriel Cañellas y “Decreto de mínimos” de Jaime Matas de 1997). Con el terreno ya allanado, el gobierno socialista y separatista de Francina Armengol culminó la tarea con la consolidación del modelo de inmersión lingüística impuesto en la enseñanza de Baleares durante estas últimas cuatro décadas (“Ley de educación de Baleares” de 2022), que dejó a la lengua castellana y a la lengua mallorquina en nada. Y que no digan los populares que hicieron lo que mandaba el Estatuto. El Estatuto no mandaba ninguna imposición del dominio punto.cat en las instituciones. Y fue precisamente en 2007, cuando el alcalde de Inca, Pedro Rotger (del PP), nos regaló los primeros dominios punto.cat de carácter institucional: www.parlamentib.cat y www.inca.cat.

En estos años el expolio catalanista ha sido persistente y constante (ante la dejadez de populares y la cooperación de socialistas) realizado directamente desde la Generalidad de Cataluña o a través de sus plataformas y medios de comunicación regados con dinero público, tanto catalanes como sus sucursales baleáricas, cuyas cabezas más visibles son la Obra Cultural Balear (www.ocb.cat), la Universidad de las Islas Baleares (www.uib.cat), el sindicato de trabajadores de la enseñanza (www.stei.cat), y, como no, el también subvencionado rotativo “Ara Balears” (www.arabalears.cat).

Ha sido un verdadero latrocinio de la enseñanza, cultura, lengua e historia de Baleares, en un incesante goteo de falsedades y tergiversaciones de la realidad. El atraco catalanista sido una acción conjunta que ha tenido básicamente dos líneas de acción. Desde Cataluña se ha realizado una campaña de tergiversación y falsificación de la historia de Baleares, con la apropiación de sus personajes y sus realizaciones, mientras que desde Baleares, los quintacolumnistas catalanistas se han dedicado a denigrar todo aquello que se alejaba de la uniformidad catalana como eran la lengua mallorquina y balear, la dinastía de los reyes de Mallorca y la bandera de Mallorca, además de promocionar celebraciones culturales como si fueran propias de Baleares, como los “correfocs” y los “castellers” (por cierto, introducidos por el alcalde de Palma, Juan Fageda, del PP, en el década de los 90, ¡¡que tampoco lo mandaba el Estatuto!!).

Pero la realidad es muy cabezota a pesar de que se intente eliminar. Por mucho que el subvencionado medio pancatalanista elpuntavui.cat nos cuente que Ramón Llull “dejó una cantidad de dinero para que se hiciesen copias de algunos de sus libros, tanto en latín como en catalán”, lo cierto es que en su testamento de 1313 Llull destinó 140 libras para que se copiasen sus diez obras más recientes en pergamino, tanto en romance como en latín: “scribantur libri in pergameno in romancio et latino”.

También el atraco catalanista llega hasta América. Elnacional.cat cuenta que el mallorquín fray Junípero Serra es “la huella catalana en California”. Tampoco se escapan los menorquines que llegaron a Florida en el siglo XVIII, que para elnacional.cat son ”la raíz catalana de Florida”. La mentira catalanista en EEUU la propaga la “Farragut Fund for Catalan Culture in the US”. Y no se les ocurrió otro nombre que el de la saga Farragut de héroes estadounidenses de ascendencia menorquina. En sus garras catalanizadoras también cayó el valenciano Rafael Guastavino, el denominado “arquitecto de Nueva York”, que dejó una importante herencia constructiva en los EEUU, como la Gran Estación Central de Nueva York o la Corte Suprema. En el año 2014 la “Farragut Fund” se cebó en la monumental obra constructiva de Guastavino con la celebración del “Año de la arquitectura catalana en Nueva York”. Simplemente delirante.

Tampoco se salvan los navegantes y cartógrafos mallorquines. Elnacional.cat nos ilustra con este tergiversador titular de la historia: “Cuando catalanes y mallorquines colonizaron las Canarias”. Tampoco se quedan cortos en la “Fundación de Estudios Históricos de Cataluña” (www.histo.cat) con este otro titular: “La conquista catalana de las Canarias. La toma de posesión por los mallorquines”. La expedición evangelizadora de los mallorquines Juan Doria, Arnaldo Roger y Jaime Segarra de 1352, resulta que para elnacional.cat es la expedición de “los mercaderes barceloneses Juan Doria y Jaime Segarra”. Y, como no, el primer obispo de Telde, el carmelita mallorquín fray Bernardo Font, para elnacional.cat es “el carmelita catalán fray Bernardo”.

Y por supuesto, también la Escuela Cartográfica Mallorquines está compuesta por catalanes. De ahí que el Mapamundi de Cresques Abraham sea mal conocido como “Atlas catalán”. Para redondearlo la “Sociedad Catalana de Geografía“ (www.scg.iec.cat) lo trata como “la carta catalana medieval conservada en la Biblioteca Nacional de Francia”.

Hasta el mallorquín Canto de la Sibila resulta que también es catalán. En la Navidad de 2021 el medio satélite al servicio del expolio catalanista vilaweb.cat titulaba la siguiente noticia: “El ‘Canto de la Sibila’ resonará esta Navidad por todo el país (los imaginarios países catalanes)”. Para rematar, no podían faltar más titulares del saqueo catalanista como este: “El Canto de la Sibila: la Navidad Catalana es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” (www.liceomagazine.com).

Con los edificios góticos del antiguo reino de Mallorca estamos en las mismas. Para la “Fundación de Estudios Históricos de Cataluña” resulta que las lonjas de la Corona de Aragón son todas catalanas, hasta la de Zaragoza: “a partir de Barcelona, y durante 200 años, se fueron construyendo las grandes lonjas catalanas (…) Palma de Mallorca (…), Valencia (…), Zaragoza”. Además, la subvencionada Enciclopedia.cat añade las catedrales: “las manifestaciones de arte gótico en los Países Catalanes (s. XIII-XV) (…) alcanzaron una originalidad bien precisa. (…) Desde mediados del s. XIV, las grandes catedrales catalanas (Barcelona, Girona, Mallorca) fijaron la fórmula original del gótico catalán”.

El punto culminante es la inventada literatura catalana. La subvencionada Enciclopedia.cat además de considerar a Ramón Llull “el auténtico creador de la prosa catalana culta”, incluye al valenciano Arnaldo de Vilanova y “sus obras catalanas”, pero se olvida que en el inventario de sus obras de 1318 los albaceas indicaron que sus textos manuscritos lo eran en lengua romance: “libri in romancio”.

La Enciclopedia.cat sigue con “los escritores catalanes (…) como fray Antonio Canals (valenciano), (…), como Ferrando Valentí (mallorquín), (…) Juan Roís de Corella (valenciano)”, y con el valenciano Ausiás March que “representa una auténtica superación en la lírica catalana”. También tilda de catalán al máximo exponente de la prosa valenciana, Joanot Martorell, autor de “Tirant lo Blanch”, pero se olvida que dejó muy claro que escribía «en vulgar valenciana”.

En la burda estrategia del expolio catalanista de cambiar la historia e identificar la conquista de Jaime I de Aragón con la conquista catalana de Mallorca, las mentes de Baleares, subordinadas culturalmente a Cataluña, se han dedicado a denigrar y a descalificar el legado de los reyes de la dinastía privativa mallorquina, así como cualquier intento de reivindicar su figura, especialmente a Jaime III. Ya que suponía salir de la uniformidad catalanista.

El medio pancatalanista arabalears.cat se burla de los historiadores que en el siglo XIX (Bover, Piferrer, Quadrado, Peña) ensalzaron a Jaime III: “es un monarca, idealizado por la literatura y la historiografía del siglo XIX”. Además, como no, tenemos otros historiadores que no escatiman en epítetos descalificativos para Jaime III: “caprichoso, orgulloso, impulsivo y un poco ingenuo” lo califica Miguel A. Casasnovas y “orgulloso, siempre irreflexivo, imprudente, de una intransigencia temeraria e iluso” según J. Ernesto Martínez Ferrando. En cuanto a la muerte de Jaime III en la batalla de Lluchmajor, arabalears.cat nos recuerda la burla del historiador Gabriel Enseñat, “ha sido el principal pretexto usado por los poetas parar enaltecer la figura de Jaime III, que había hallado una muerte gloriosa en la defensa de la corona”.

Como colofón araBalears.cat equiparaba la celebración de la muerte de Jaime III a un acto franquista, “el Ayuntamiento, aún franquista, de Palma había acordado conmemorar la batalla de Llucmajor en 1974”.
Para colmo tenemos la descomposición intestinal desatada en 2011 en las filas catalanistas por la colocación de una estatua de Jaime II de Mallorca en Sineu. El periódico “Ultima Hora” contaba como “el Consejo (de Mallorca) tiene que debatir, y aprobar, si procede, una moción del PSM (los separatistas pancatalanistas) que insta el Consejo a abrir un expediente sancionador contra el Ayuntamiento de Sineu” por promover su colocación. ¡¡¡Qué daría Cataluña por tener unos reyes propios, no compartidos con ningún otro territorio!!! En Baleares los tenemos, pero como no eran catalanes…

El catalanismo también oculta la lealtad y resistencia de los mallorquines frente a las dos invasiones aragonesas de 1285 y 1343, que supusieron la pérdida del reino a Jaime II y a Jaime III, respectivamente. Un caso evidente de resistencia fueron los mártires Cabrit y Bassa en el castillo de Alaró, quemados en la hoguera, y venerados por los mallorquines durante siglos. Pues nada, olvidados. También los catalanistas de Baleares tapan y esconden el hecho que durante los más de diez años en que el Reino de Mallorca estuvo en manos de Aragón, Ramón Llull (su icono catalanista) no puso pie en ningún territorio aragonés, Mallorca incluida, como rechazo absoluto al robo del reino a Jaime II.

Además de eso, Llull lo denunció en su obra “Blanquerna” a través del personaje del monarca mallorquín: “ahora me he vuelto pobre y menospreciado de las gentes por un rey orgulloso e injurioso quien por su gran poder y por avaricia me ha quitado mi tierra”.

Hasta el estatuto del 83 las élites culturales de Baleares, aunque eran catalanistas también eran balearistas y mallorquinistas. Al punto, que en sus comienzos, en 1962, la pancatalanista y subvencionada ocb.cat llevaba en su escudo los colores del antiguo reino Mallorca (rojo, amarillo y azul oscuro). Incluso sus acólitos escribían versos con esta inspiración: “or, sang i mar blava, heus ací els tres colors, que davant el món que ens mira, representen la llar mallorquina”.

Pero en la década de los 80, bajo la presidencia de José M. Llompart se dio el giro catalanista definitivo a la ocb.cat. Su objetivo quedó fijado en “la promoción y el uso pleno de la lengua catalana en las Islas Baleares”. Y como sabemos, para el catalanismo lengua es nación y sólo admite una bandera, la cuatribarrada (la usurpada al rey de Aragón). La bandera de Mallorca otorgada por Sancho I en 1312 quedó relegada y apartada, y llamada peyorativamente la bandera “del castillito” (que es nada más y nada menos que el magnífico y soberbio Palacio de la Almudaina).

Han sido cuarenta años de una continuada y sistemática catalanización de la enseñanza, cultura, lengua e historia de Baleares. Y que se ha realizado con la inestimable cooperación de unos dirigentes políticos baleáricos subordinados culturalmente al catalanismo, unos por convicción (socialistas y separatistas) y otros (populares) por “el qué dirán”, “lo nuestro es la gestión económica”.

Puede ser que lo de los populares sea la gestión económica (y alguna que otra condena por corrupción), pero en estos cuarenta años hemos padecido las mismas crisis financieras, inmobiliarias, de la pandemia que el resto de España. Será por eso de que los ciclos económicos ciclos son como son. Pero los populares se olvidaron que el catalanismo cultural que estaban dejando implantar, si no impulsando, en Baleares era estructural, venía para quedarse, además de convertirse en un negocio. ¿Quién es ahora el guapo que les desmonta el chiringuito? Y ahora, después de cuarenta años, nos encontramos inmersos en una de las peores crisis económicas y totalmente catalanizados.

En estas cuatro décadas los dirigentes políticos populares y socialistas de Baleares han conseguido lo imposible, tener una enseñanza peor que en Cataluña. En Baleares además de proscribir la lengua castellana, como ocurre en Cataluña, han sustituido la lengua mallorquina y balear por la lengua catalana (al menos en la “metrópoli” tienen “su” lengua catalana). También hemos llegado al extremo de que el gobierno balear ahora es www.illesbalears.cat, la extinta Caja de Ahorros de Baleares “Sa Nostra” es www.caixabank.cat y la universidad es www.uib.cat.

¿Para cuándo las disculpas de los señores del Partido Popular por el legado catalanista de Gabriel Cañellas regado y pagado con nuestro dinero en estos últimos cuarenta años? Sería un buen momento, que en 2023 hay elecciones.

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