Control de nivel y calidad

Control de nivel y calidad

No, no se trata de aguar la fiesta a nadie y mucho menos la de Abdón. Tampoco enmendar la plana o rebajar la euforia. Mi amigo Pere Pons dice que la vida se compone de escasos momentos para reír y el resto los debemos aprovechar para recordar aquellos. El Mallorca celebra ahora mismo uno de esos momentos que siempre habrá que retener en el archivo de su memoria. Escrito queda para evitar malos entendidos o peores intenciones.

La derrota del Barça frente a Las Palmas, como continuación a su empate en Vigo y precedente caída en San Sebastián, conjuga en tiempo presente con el mal momento del Real Madrid, envuelto en la crisis de Mbappé y la superioridad del Liverpool en Anfield. Y a tamaño descenso de nivel se une el Atlético de Madrid, por ejemplo el que vimos en Palma, con los demás competidores cuya decadencia se escenifica en la fragilidad del Betis, la irregularidad de la Real Sociedad o el hundimiento de históricos del calibre del Sevilla o el Valencia. El barco resiste, pero hay mar de fondo en el control de calidad de esta primera división.

Hablando de mares, solo es un consejo, en ningún caso advertencia o aviso a navegantes, para el entorno del mallorquinismo. En la temporada 2010-11 y a las órdenes de Michael Laudrup, el Mallorca terminó la primera vuelta del campeonato con 27 puntos y, sin embargo, no descendió merced al gol de Aduriz que, en Riazor, condenó al Deportivo. Había perdido siete partidos consecutivos y recibido los oleos de la extremaunción. Por los «inputs» que me llegan, sé que Arrasate huye de fantasías e ilusiones aparte, que nunca han de perderse, insiste en el trabajo y la humildad sin entrar en tertulias de café. «Nos bajarán del quinto puesto, pero los 24 puntos no nos los quita nadie». Una frase sabia que resume todo para quien haya aprobado la asignatura de comprensión lectora.

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