El CNI desamparado ante los enemigos de la Constitución

El CNI desamparado ante los enemigos de la Constitución

Si Sánchez deja caer a una “ministra de Estado” como es Margarita Robles podremos entonces afirmar con justeza que se ha consumado la Segunda Transición que inició el inexportable (salvo a Venezuela) Rodríguez Zapatero y ha firmado definitivamente Pedro Sánchez.

No conviene olvidar que son los hechos los que escriben el alma de las personas, no las palabras. Y esos hechos son tozudos: seis de entre los diez que conforman la parlamentaria Comisión de Secretos Oficiales –que controla entre otras cosas al Centro Nacional de Inteligencia y los gastos reservados- son declaradamente hostiles al ordenamiento constitucional y diputados en combate permanente contra la Nación Española.

¿Es imaginable que pudiera ocurrir algo semejante en el Senado USA, en el Bundestag alemán, la Asamblea Nacional francesa, la Cámara de los Comunes en el Reino Unido o en la Cámara de Diputados italiana? Sánchez ha sido el perpetrador en un asunto que tiene sobrecogidos y desmoralizados a los profesionales de la Inteligencia española. La mano utilizada es la de Batet, quizá la presidenta de la Cámara Baja más indigna (por todo) desde la restauración democrática.

Sánchez, en su inmenso desconocimiento de lo que es un Estado democrático, no tiene ni siquiera conciencia de que esto no es un juego de niños con el que divertirse con Rufián a costa de todos los españoles de bien. Cuando se levanten las alfombras –si es que quedan alfombras cuando se vayan- podremos hacernos cabal idea en manos de quién se puso el poder de una gran nación.

Por de pronto, en la Cuesta de las Perdices (sede del CNI), el apagón informativo y colaborativo por parte del resto de los servicios secretos del mundo libre será una realidad, está siendo una realidad descriptible. Lo que sorprende es que la ministra Robles, además de lanzar alguna velada amenaza a los enemigos del Estado, no haya soltado la mano ya. Porque luego quizá sea demasiado tarde.

PD. Se supone que a partir de ahora se podrán conocer en dicha Comisión los gastos personales de Sánchez y su familia, el coste de su avión particular, las adjudicaciones del ex ministro Illa, los viajes de fin de semana de la vicepresidenta Díaz a Roma, entre otros, y hasta los gastos del ex gurú Redondo durante sus tres años mandando en La Moncloa. Y cuánto cuesta al erario público la jubilación de Iglesias.

¿Transparencia? ¡Toda! ¡Total!

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