Primera Línea

La autoestima y el éxtasis de sí misma que practica Armengol

La autoestima y el éxtasis de sí misma que practica Armengol
La autoestima y el éxtasis de sí misma que practica Armengol

En el intervalo de pocos días la prensa local recogía la primera reunión del recientemente constituido Consell Polític del PSIB-PSOE y en El Debate aparecía la columna de Luis Ventoso, Esto es lo que va a pasar. ¿Puede haber alguna relación entre ambas cosas? Pues probablemente va a ser que sí. Los titulares sobre el Consell Polític eran similares, así que elegiré el de OK Baleares: Armengol asegura que los socialistas ganarán las elecciones de 2023 y gobernarán la próxima década. El pronóstico desde luego es una monada y lo que sí nos certifica es la enorme autoestima de la socialista.

Incluso, Armengol es muy capaz de llegar al éxtasis de sí misma afirmando «cuando hay una persona que sufre, siempre habrá un socialista dispuesto a luchar». Otra linda monada, solo que mucho me temo que viene a ratificar la indignidad de esta señora, que es presidenta del Govern y, burlándose del confinamiento por ella misma decretado, se fue de copas al Hat Bar, pillada in situ por la Policía Local. Ups! Ya lo entiendo. «Cuando hay una persona que sufre…», Armengol se muestra dispuesta a luchar. Por eso va de copas en horas prohibidas precisamente para reivindicar libertad de movimientos.

Me lo voy a permitir: jajajajajajajaja, ¡ay, que me meo!

Para llegar a lo que va a pasar Luis Ventoso nos pone al corriente de los contenidos del libro que en 2015 escribieron conjuntamente el politólogo canadiense profesor de la Universidad de Pennsylvania, Philip E. Tetlock, y el periodista de investigación del New York Times, Dan Gardner, y cuyo título es Superforecasting: The Art and Sciencie of Prediction, mientras en la edición española se titula Superpronosticadores, que en opinión de los autores se trata de personas con curiosidad, mente ancha y pensamiento metódico. Importante subrayar la capacidad de predicción de Tetlock hasta el punto de ser solicitado por importantes corporaciones estadounidenses.

La cita por excelencia que aparece en el libro de Tetlock y Gardner señala el talón de Aquiles de los fanfarrones de turno, al estilo de Armengol: «A ideología más marcada, más cagadas en los pronósticos». Solo después el columnista desarrolla lo que avanza el titular: la decadencia del PSOE de Pedro Sánchez que podría llevar incluso a su desaparición, como ya ocurrió con los socialistas en Francia y Grecia, además de su decadencia en UK o la insignificancia de la izquierda en Italia. El jaque mate a la prepotencia de los socialistas en cualquier rincón de España pasa por el espíritu combativo de Cayetana Álvarez de Toledo explicado en Políticamente indeseable.

Álvarez de Toledo estuvo en Palma semanas atrás presentando su libro. No fue fácil encontrar el espacio adecuado, probablemente debido al miedo de los empresarios a contrariar a la izquierda radical. Hasta que llegó la cesión del edificio anexo de congresos del Hotel Victoria, registrándose en la sala principal un lleno clamoroso. La sociedad civil exhibiendo músculo.

El problema en Baleares, que siempre había sido una comunidad moderada y preferentemente conservadora, es que la dejadez de la derecha, unida al carnaval de las detenciones retransmitidas en directo por televisión con la permisividad de una magistratura más bien proclive a los progres, al final allanó el camino a la izquierda configurándose sucesivos Pactes de Progrés desde mediados de la década de los 90 hasta llegar en 2015 a los inventos Frankenstein que ahora mismo padecemos. La alternancia de los últimos dieciséis años ha acabado traduciéndose en instalarse en el poder la extrema izquierda en torno a un PSIB-PSOE ya por completo radicalizado.
En parte es responsable de ello la abstención del voto conservador, primero como castigo a José Ramón Bauzá y después por la abulia ante el relevo de un simplón Biel Company. Marga Prohens es la última oportunidad, pues de lo contrario, efectivamente tendremos Pacte para una década. Incluso más.

Armengol es bien consciente de las carencias de la derecha y por eso habla y habla en plan bla bla bla de no mirar a corto plazo (elecciones de 2023), “que volveremos a ganar, sino que tenemos que proyectar los diez años que tenemos por delante porque así somos nosotros”. ¿Cómo son ellos? No hay ningún secreto: mantenerse en el poder a toda costa y de ser necesario apuntándose al trile: “Cuando hay una persona que sufre, siempre habrá un socialista dispuesto a luchar”. Es una sonora mentira, pero mola mucho en una sociedad, la nuestra, incapaz de comprender la gravedad del momento.
La izquierda se apropia del crecimiento de empleo, debido básicamente al sector servicios al que se la tienen jurada con una Ley Turística que no han querido pactar y otras acciones encaminadas a ponerle palos en las ruedas.

De la misma manera que son los indicadores los que detectan que con esta gente la venta de vivienda se ha incrementado un 72% los últimos siete años, todos ellos con el Pacte de Progrés fagocitándonos. Además, minimizando escandalosamente la construcción de viviendas de protección oficial. Pero claro: “Cuando hay una persona que sufre, siempre habrá un socialista dispuesto a luchar”. Y no digamos ya, con la crisis de personal en sanidad pública por el hecho de la imposición ideológica del catalán. Hay muchos más ejemplos y les invito a que hagan balance en su entorno. No digamos ya las colas del hambre y no pagar ayudas a la vivienda a miles de familias a pesar del incremento millonario en las arcas de este Govern cainita.

Pedro Sánchez está en proceso de caída libre y arrastrará a sus barones. De momento en Castilla-León, antes Madrid, y el 19 de junio en Andalucía, a la espera de las autonómicas del año que viene. ¿Cómo escapará Francina Armengol a este desgaste generalizado? Los sondeos hablan de la caída en intención de voto de la izquierda radical en Baleares, pero la habilidad de la socialista en la construcción de sus mensajes tramposos pone en jaque a esa derecha que alienta la sospecha de divisiones entre el PP y Vox que pueden pagarse muy caras en las urnas. El problema no es que la izquierda suelte el buldog del bulo, o sea ¡Viene la ultraderecha! ¡Viene el fascismo! -algo que ya nadie se cree- sino que el verdadero problema es que el PP sí que parece creérselo a pies juntillas. Tan sumiso, crónicamente, a la perniciosa batalla ideológica de la izquierda frente a la cual no hay coraje para contrarrestarla.

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