Alarma en el Ministerio de Igualdad: faltan homosexuales gordos

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Le queda poco en el cargo y tiene que hacerse notar. Un informe sobre «gordofobia» avalado por la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, lamenta la falta de gordos homosexuales en el cine español, porque los pocos que salen, dice, «mueren al inicio». Caramba, Ángela, pues tú que tienes mano pídele a tus amigos del cine español que no les den matarile a las primeras de cambio. De acuerdo con este informe, la intersección entre «personajes LGBTIQA+» y «cuerpos gordos» es «prácticamente nula». Con la que está cayendo, la obsesión de esta mujer por la gordura empieza a ser preocupante. Ahora ha emprendido una cruzada para que las películas españolas contraten a gordos homosexuales y uno no sabe ya qué pensar, si es que todo responde al puro postureo o es que la buena de Pam se cree lo que dice, lo que sin duda sería mucho peor. El problema, en todo caso, es fácil de arreglar: se obliga por ley a que en cada producción haya uno o dos gordos homosexuales a los que por ley se les contrate no para una o dos secuencias, sino para que aparezcan en pantalla desde el principio al final. Y problema resuelto. Leyes mucho peores ha parido el Ministerio de Igualdad.

El documento  subraya  que «la ausencia de personajes gordos LGBTIQA+ supone la limitación de los imaginarios queer en general, y de las mujeres sáficas en particular, pues hemos observado cómo aparecen representadas desde unos cánones corporales y estéticos más estrictos que los hombres aquileanos». Está claro, Pam, que en el cine español falta chicha, pero tampoco es para ponerse así. Entre los imaginarios queer, las mujeres sáficas y los hombres aquileanos es difícil seguirte el hilo, pero posiblemente estés en lo cierto y sería conveniente que te dieran un papel protagonista en una próxima película para que tomáramos conciencia en toda su gordura del problema.

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