La sobreactuación del PSOE y Podemos en Andalucía

La sobreactuación del PSOE y Podemos en Andalucía

Los andaluces no han conocido otro Gobierno en la Junta que no fuera el del PSOE. Han sido 36 años de rodillo socialista en los que los comicios han sido –casi siempre– un mero trámite. Sin embargo, el pasado día 2 de diciembre los ciudadanos dieron la vuelta al mapa político en Andalucía dando una oportunidad a la derecha y mandaron a los de Susana Díaz a la bancada de la oposición. Una sensación desconocida y extraña para ellos que no tendrán más remedio que experimentar. Con el apoyo de VOX, Ciudadanos preside el Parlamento autonómico y el PP, por primera vez en la historia de los populares, se hará con la Presidencia de uno de los bastiones tradicionales de la izquierda española.

Este pacto entre las tres formaciones políticas no es ninguna “traición a España y nuestra democracia”, tal y como aseguran algunos dirigentes socialistas como Rafael Simancas. Debe haber olvidado el socialista que Pedro Sánchez está en La Moncloa porque no mostró ni un ápice de pudor a la hora de rascar hasta el último voto a proetarras y separatistas, con tal de ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy. Esta rúbrica gubernamental de la derecha y el centroderecha en Andalucía no es más que el cumplimiento de la voluntad de los andaluces. Díaz, que cosechó uno de los peores resultados de su partido en los últimos años, ha sido castigada por las cesiones de su secretario general a los golpistas catalanes y por los EREs que han convertido a la región en una de las más corruptas. No pueden escudarse ahora en la existencia de un complot contra ellos por parte del PP y Ciudadanos, en alianza con los de Santiago Abascal, cuando han dejado una Andalucía que se desmorona económica y socialmente.

Los andaluces han pedido la regeneración política a través del sufragio, un pilar básico de nuestra democracia y sin el cual el sistema político español saltaría por los aires. Los socialistas no pueden patalear y tratar de restar legitimidad de un Gobierno autonómico sólo porque el resultado no sea de su gusto. No debe olvidar la izquierda que son los ciudadanos los que con sus votos ponen y quitan a los gobernantes, si la derecha obra de manera incorrecta o reprobable en Andalucía –como ya ha demostrado el cortijo socialista– también será castigada en las urnas. El PSOE y Adelante Andalucía, una de las múltiples marcas blancas de Podemos, deben aceptar de manera galante las reglas del juego democrático siempre y no sólo cuando ellos se alzan con la victoria.

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