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Es gratis y casi nadie lo conoce: el jardín secreto de Madrid que deja a todos sin palabras

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Jardín de la Finca Vista Alegre. ( Foto: Comunidad de Madrid)
Blanca Espada

En pleno Madrid existe un lugar que parece sacado de otro tiempo. Un espacio verde, lleno de historia, arquitectura y romanticismo que, durante más de un siglo, permaneció oculto tras verjas y muros. No es El Retiro, ni la Casa de Campo, sino un jardín prácticamente desconocido para la mayoría: la Finca de Vista Alegre, en el distrito de Carabanchel.

Este rincón, que fue refugio de reinas, aristócratas y magnates, ha estado cerrado al público durante décadas debido a sus usos institucionales. Sin embargo, tras un ambicioso proyecto de rehabilitación, tiene abiertas sus puertas gratuitamente para que madrileños y visitantes descubran uno de los patrimonios paisajísticos e históricos más valiosos (y menos transitados) de la ciudad. Un jardín (casi) secreto en Madrid que destaca por su atmósfera tranquila, sus rincones exóticos, los ecos del pasado palaciego y una belleza natural restaurada con mimo hacen de este lugar una auténtica joya. De este modo, un paseo por la Finca de Vista Alegre no sólo es un viaje por el tiempo, sino también un regalo inesperado para los sentidos. Y lo mejor: es completamente gratuito.

El jardín secreto de Madrid que deja a todos sin palabras

La historia de Vista Alegre arranca en 1832, cuando la reina María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII,  compró esta finca situada en las afueras del Madrid de entonces. Con el objetivo de convertirla en su residencia veraniega, la reina amplió considerablemente el terreno, alcanzando unas 45 hectáreas, y encargó la creación de jardines inspirados en los ideales románticos de la época, con lagos artificiales, cascadas, fuentes, pabellones y miles de árboles y arbustos traídos de distintas partes del mundo.

La finca fue evolucionando con los años, pasando de manos reales a privadas. A mediados del siglo XIX, fue adquirida por José de Salamanca, futuro marqués de Salamanca, quien convirtió Vista Alegre en su residencia habitual y celebró allí grandes fiestas. El lugar vivió entonces su época dorada, repleto de caprichos arquitectónicos, templetes, grutas y esculturas que recordaban a los grandes jardines europeos.

Sin embargo, tras la muerte del marqués en 1883, la finca fue vendida al Estado para saldar deudas. A partir de entonces, Vista Alegre fue transformada en un complejo institucional dedicado a fines asistenciales: colegios, orfanatos y centros sociales ocuparon poco a poco los espacios originales, fragmentando los jardines y cerrando sus accesos. Durante casi un siglo, su belleza quedó oculta, al alcance sólo de unos pocos.

 

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La restauración de la Finca Vista Alegre y apertura al público

La recuperación de la Finca Vista Alegre es reciente, pero ha sido fruto de años de esfuerzo institucional y vecinal. En 2018, la Comunidad de Madrid dio el primer paso con un proyecto ambicioso de restauración que ha permitido rehabilitar una gran parte de sus jardines históricos y abrirlos de forma gratuita al público. La empresa pública TRAGSA fue la encargada de ejecutar las obras, en distintas fases que continúan hasta hoy.

Entre 2018 y 2021 se centraron en regenerar los espacios verdes y permitir el acceso a algunas zonas emblemáticas. Posteriormente, entre 2022 y 2023, se restauraron fuentes ornamentales y se ampliaron las áreas transitables. Entre ellas destaca la Fuente de los Caballos Marinos, una joya escultórica que ha recuperado todo su esplendor original. Pero el trabajo no ha terminado: está previsto continuar con la rehabilitación de edificios históricos como el Palacio Nuevo, la capilla neomudéjar de los Lujanes o la Galería acristalada, todas ellas muestras únicas de la arquitectura del siglo XIX.

Lo que se puede ver hoy en Vista Alegre

Recorrer la Finca de Vista Alegre es una experiencia que va mucho más allá del típico paseo por un parque o de un jardín de Madrid. Aunque los palacetes todavía no están abiertos al interior, sus fachadas restauradas se pueden contemplar desde distintos ángulos. El Palacio Viejo, vinculado a María Cristina, y el Palacio Nuevo, residencia del marqués de Salamanca, se alzan majestuosos entre los árboles. El verdadero encanto, sin embargo, está en los pequeños detalles: las fuentes, los caminos arbolados, los bancos escondidos y el murmullo del agua que recorre los antiguos canales.

Uno de los espacios más interesantes es el entorno de la Estufa Grande, un invernadero acristalado que funciona hoy como centro de interpretación. Desde allí se puede observar también el llamado Baño de la Reina, una pequeña construcción de época que añade un aire casi mágico al recorrido. Junto a este espacio se extienden los antiguos invernaderos y naranjales, donde antaño se cultivaban plantas exóticas y cítricos para la corte.

Lo que hace especial a este jardín es su atmósfera silenciosa, íntima, casi secreta. Lejos de las aglomeraciones del centro, aquí el tiempo parece detenerse. Es un lugar ideal para pasear en calma, escuchar el canto de los pájaros y descubrir rincones llenos de historia sin prisas ni agobios. En cada paso, Vista Alegre invita a desconectar y conectar con otro Madrid: uno más verde, más sereno, más escondido.

Cómo llegar y qué debes saber para tu visita

La Finca Vista Alegre se encuentra en el barrio de Puerta Bonita, en el distrito de Carabanchel. La entrada principal está en la calle General Ricardos, 179, justo donde se alza la Puerta Real, restaurada también en los últimos años. Es muy fácil llegar en transporte público: puedes tomar la línea 5 de Metro hasta la estación Vista Alegre o bajarte en Oporto, que conecta con las líneas 5 y 6. También pasan por la zona los autobuses 34 y 35 de la EMT.

El acceso a este jardín de Madrid es totalmente gratuito y el horario varía según la temporada: abre sobre las 9:00 de la mañana y cierra hacia las 18:00 en invierno y a las 21:00 en verano. No hay bares, tiendas ni zonas comerciales dentro del recinto, por lo que conviene llevar algo de agua y también, calzado cómodo, especialmente si se quiere recorrer buena parte del trazado paisajístico.

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