TurkStream, el plan de Erdogan para ganar la batalla por el gas de Chipre

Las aguas de Mediterráneo oriental se han convertido en el escenario de una batalla geopolítica entre Turquía y sus vecinos por las reservas de gas que se descubrieron en el territorio marino de Israel hace una década. Tras los hallazgos de los yacimientos de Tamar (2009) y Leviatán (2010), en Israel, le siguió el descubrimiento de Afrodita (2011), en el sur de Chipre, y de Zohr (2015), en Egipto. Ahora dos gaseoductos, el EastMed (proyectado por Chipre, Grecia e Israel) y el TurkStream (promovido por Turquía), se han convertido en el arma de ambas alianzas para hacerse con el control de los recursos energéticos de esta parte del mundo.
Turquía rechaza de plano la explotación y exploración de Chipre de los recursos energéticos en sus costas. La isla está dividida en dos y el ejército de Ankara está instalado en el norte desde la invasión de 1974. La firma de Chipre a principios de noviembre de su primer acuerdo de explotación de gas con un consorcio que agrupa a las sociedades anglo-holandesas Shell, la estadounidense Noble y la israelí Delek ha sido rechazado por Ankara, que no reconoce el derecho de Chipre hacerse con estos recursos.
Las reservas de las costas de Chipre suponen una fuente de energía cercana a Europa en un momento en el que Bruselas busca reducir su dependencia energética de Rusia. En contraposición a este proyecto, Rusia y Turquía han inaugurado este miércoles en Estambul el gaseoducto TurkStream. Esta infraestructura, acordada en 2014, cruza el mar Negro hasta la localidad turca de Kiyiköy, situada en el noreste del país. El plan ruso-turco es transportar a través de esa tubería doble gas a Bulgaria, Serbia y otros países europeos. El acto celebrado ayer en Turquía ha contado con la participación del presidente de Serbia, Aleksandar Vucic.
Erdogan y Putin abordaron durante el encuentro la situación en Siria y Libia, dos países sacudidos por conflictos armados en los que participan fuerzas de Turquía y Rusia. Esta reunión se produce tan solo un día después de la visita sorpresa de Putin a Damasco, donde abordó con el presidente sirio la situación en el norte del país tras la invasión militar turca para expulsar a milicias kurdas de la zona.
Ambos mandatarios también han discurido sobre la situación en Libia tras la reciente decisión de Turquía de apoyar militarmente al Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA), liderado por Fayez el Sarraj en Trípoli, contra las milicias del general rebelde Jalifa Hafter. La intervención de Ankara en Libia, que ha comenzado ya esta semana con el envío de 35 soldados, podía generar fricciones con Putin, pues Moscú apoya a Hafter, almirante que ha lanzado una ofensiva por el control de la capital, Trípoli, y controla ya una gran parte del territorio del país árabe.