La policía registra las oficinas del partido del presidente de Perú por un caso de financiación ilegal
La policía ha registrado este sábado las oficinas del partido del presidente de Perú, Pedro Castillo, en una investigación sobre financiación de la campaña electoral justo tras un mes de Castillo en el poder.
El registro de siete inmuebles del partido de izquierdas Perú Libre, incluida la casa del cuestionado jefe del partido, Vladimir Cerrón, fue autorizado por el juez Carlos Sánchez tras una petición realizada por la Fiscalía. Ésta abrió una causa preliminar a Perú Libre por supuesto lavado de dinero, que incluye al flamante jefe de gabinete de Castillo, Guido Bellido.
El juez autorizó el «registro domiciliario, incautación de bienes […], el quebrantamiento de cerraduras, de roperos, lockers, oficinas privadas […], cajas fuerte y cajas de seguridad» de esas oficinas y casas, según un documento judicial.
El fiscal Richard Rojas dirigió los registros en tres inmuebles de Lima y cuatro en la ciudad andina de Huancayo, donde reside Cerrón, quien fue condenado en 2019 a cuatro años de prisión suspendida por corrupción mientras era gobernador de esa región (Junín). La sentencia le impidió ser candidato a vicepresidente de Castillo.
La investigación preliminar del fiscal está dirigida contra Bellido y Cerrón, un médico formado en Cuba, así como contra el partido Perú Libre, en su condición de persona jurídica.
«Los dirigentes de Perú Libre tienen que someterse a la justicia como los dirigentes de otros partidos. El hecho de tener responsabilidad en el gobierno no los exime de la investigación judicial», dijo el analista político Hugo Otero.
Turbulento primer mes
Fundado por Cerrón en 2008 como movimiento político con sede central en Huancayo, Perú Libre se define como marxista-leninista. Saltó al primer plano en abril cuando Castillo dio la sorpresa en la primera vuelta electoral al encabezar el escrutinio entre 18 candidatos.
Con el triunfo de Castillo, un maestro rural de Cajamarca (norte), sobre la derechista Keiko Fujimori en el 6 de junio, Perú Libre se convirtió en el primer partido provincial en alcanzar el poder en el país.
En abril había ganado la mayor parte de los escaños en el fragmentado Congreso peruano, 37 de un total de 130, lo que lo obliga a buscar alianzas.
Los registros se prolongaron varias horas sin contratiempos, pero el partido comunista expresó en un comunicado su «extrañeza» por la medida.
Agregó que está dispuesto a «colaborar» en las investigaciones de financiación de la campaña, pero rechazó «cualquier intento de amedrentamiento de las fuerzas del orden, Fiscalía y Poder Judicial, de pretender violar el debido proceso».
Los registros se hicieron el día en que Castillo cumplió un mes en el poder, periodo marcado por el asedio de la oposición y peticiones de líderes de derecha radical para que sea destituido, y al día siguiente de que el Congreso le diera un voto de confianza al gabinete encabezado por Bellido, que le permitió mantenerse en funciones.
La votación en el Congreso fue la primera prueba para el Gobierno de Castillo, quien asumió el 28 de julio tras un quinquenio de choques entre el Ejecutivo y el Legislativo, mientras la incertidumbre levanta nubarrones sobre la economía peruana, que intenta dejar atrás los nocivos efectos de la pandemia. Las disputas entre el nuevo Gobierno y la oposición le costaron el puesto al canciller Héctor Béjar, el 17 de agosto.
Los opositores esperaban más cambios de ministros, pero Castillo se negó. En medio de tiras y aflojas, el Congreso aprobó la confianza al gabinete por 73 votos contra 50.
«Ni siquiera de portero»
Las acusaciones de corrupción y lavado de dinero rondan a los políticos peruanos desde hace cinco años, cuando estalló el escándalo de mordidas ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, que salpicó a cuatro exmandatarios y a Keiko Fujimori.
Ella niega los cargos, pero pasó 16 meses en prisión preventiva y debe ir pronto a juicio.
Medios limeños presentan a Cerrón como el poder detrás del trono en el nuevo gobierno y una encuesta mostró que el 48% de los peruanos piensa que él es quien manda en el país.
Durante la campaña, Fujimori dirigió sus dardos contra Cerrón más que contra el propio Pedro Castillo. En respuesta, este último aseguró que el jefe del partido no ocuparía cargos en su gobierno «ni siquiera de portero».
La enconada campaña del balotaje, la demora de seis semanas en proclamar al vencedor y los cuestionamientos a ministros elevaron la tensión en Perú, haciendo subir el dólar a niveles récord y caer la bolsa.
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