Oswaldo Eustaquio: «Fui el primer preso político de la dictadura comunista de Lula»
Eustaquio ha solicitado asilo político en España ante la persecución de Lula da Silva
"Yo perdí todo lo que tenía, hasta a mi pareja pero lucharé hasta el final por la libertad"
"Creo que en 2026 Bolsonaro va a volver", pronostica pese a la inhabilitación del ex presidente
El periodista brasileño Oswaldo Eustaquio, actualmente asilado en España, relata su dramática historia de persecución política bajo el gobierno de Lula da Silva, en una entrevista con OKDIARIO en la que expone cómo el régimen comunista que coarta las libertades con total impunidad en Brasil está obligando a miles de bolsonaristas a exiliarse para no acabar en la cárcel.
«Lula da Silva estaba detenido por tema de la Operación Lava Jato, estaba en cárcel y condenado por tres instancias diferentes», recuerda Eustaquio, señalando la ironía de su situación actual. «Ese corrupto Lula da Silva, amigo de Maduro, dio un golpe de Estado en Brasil porque estaba en la cárcel. Salió de la cárcel para la presidencia de la República. Ese fue el golpe», explica Eustaquio.
El periodista brasileño enfrenta actualmente una solicitud de extradición por parte del gobierno de Brasil, en lo que él describe como una persecución política orquestada por el juez Alexandre de Moraes y Lula da Silva. Los cargos en su contra incluyen presunta corrupción de menores y supuesta participación en un intento de golpe de estado, acusaciones que el periodista rechaza categóricamente.
«Yo soy Oswaldo»
Uno de los episodios más impactantes de su testimonio involucra a sus hijos. Se trata del momento en el que la Policía de Lula da Silva entró en su casa en modo comando para detenerle delante de sus hijos. «Los policías me detuvieron delante de hijo de seis años, que se llama Oswaldo, como yo. ‘Yo soy Oswaldo’, gritó mi hijo defendiéndome. Y un sicario de De Moraes, Fabio Shor, lo miró y le dijo a los gritos que se callara. Mi hijo ese día quedó traumatizado y perdió el habla. Y hasta hoy no puede hablar bien», relata con visible emoción.
Cuando su hija Mariana, de apenas 16 años entonces, publicó un video denunciando el maltrato hacia su padre en Twitter, las consecuencias fueron desproporcionadas. De Moraes ordenó que todo Brasil se quedara sin Twitter. ¡Ningún brasileño pudo acceder a su cuenta por un capricho de este juez servil a Lula! Y ordenó que le confisquen el móvil a la niña, que ella había escondido en la tumba de su perrito. Así se vive en la asfixiante dictadura de Lula.
El legado de su padre
La historia de Eustaquio dio un giro histórico particular que él mismo describe con dolor: «En 1960, esos mismos que hoy están en el poder secuestraron un embajador americano, [se refiere al secuestro Charles Burke Elbrick por miembros de Acción de Liberación Nacional (ALN) y el Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR8) en 1969], asaltaron bancos para comprar en armas, y tomar el poder. Mi papá acabó con ellos. Mi papá, un subteniente del ejército brasileño, acabó con los comunistas de la guerrilla de Araguaia». Con voz quebrada, recuerda las últimas palabras de su padre: «Me llamó cuando estaba para morir con 89 años y dijo: ‘Nosotros dejamos la libertad para ustedes como herencia. No dejen menos para sus hijos, que son mis nietos’.»
El periodista forma parte de un grupo más amplio de exiliados: «Somos como 2,500 presos y exiliados políticos, yo fui el primero, el primero desde 2020», afirma. En España hay cerca de 800 exiliados, mientras que otros se encuentran dispersos en Argentina y Estados Unidos. A pesar de haberlo perdido todo, Eustaquio mantiene su espíritu combativo: «Yo perdí todo lo que tenía, perdí mis coches, mis casas, perdí mi pareja por toda esa persecución. Pero yo tengo la convicción de que nosotros vamos a vencer por la libertad de nuestros hijos», declara con firmeza.
Sobre el futuro de Brasil, Eustaquio mantiene la esperanza en un cambio político: «Yo creo que en 2026 Bolsonaro va a volver», afirma, aunque reconoce los obstáculos legales que enfrenta el ex presidente. «El candidato es Jair Mesías Bolsonaro, pero no puede porque tiene un problema con la justicia.»
«La Constitución española me protege»
La situación legal de Eustaquio en España es compleja y delicada. «El Gobierno de mi país solicitó a España mi extradición y se abrió un expediente sobre el número 84/2024», detalla. «Con un pedido de detención preventiva, Moraes quiere pedir al Reino de España que me mantenga arrestado hasta juzgar el proceso de mi extradición. Eso está en la sala seis de la Audiencia Nacional.»
Sin embargo, el periodista mantiene su confianza en el sistema judicial español: «Entre el deseo de mi país de detenerme acá y el cumplimiento de esa detención y extradición, hay un muro, una barrera que es la Constitución Española de 1978.» Eustaquio explica que ha presentado una solicitud de asilo político en Toledo, amparándose en el decreto real número 12 de 2009, que establece que la mera solicitud de asilo paraliza cualquier proceso de extradición.
Los cargos por intento de golpe de estado se relacionan con los eventos del 8 de enero en Brasilia, que Eustaquio describe como una «trampa» del gobierno. «Yo estaba sabiendo de todo porque yo estaba en los cuarteles generales haciendo la manifestación hasta 12 de diciembre», relata. Sin embargo, asegura que advirtió a sus seguidores de no acudir a las manifestaciones del 8 de enero que asaltó el Parlamento en Brasilia: «Los violentos no eran votantes de Bolsonaro sino infiltrados de Lula».
A pesar de ser señalado como prófugo por medios brasileños, Eustaquio lleva una vida apacible en España. Como él mismo señala, ha proporcionado tres direcciones a la Audiencia Nacional de dónde vive, sus hijos están escolarizados y mantiene una vida normal. «Cuando pasó el periodo de extradición mucha gente me dijo: ‘Osvaldo, usted tiene que huir’ y yo respondí: ‘No voy a hacerlo porque cuando yo elegí España hice un estudio sobre los países del mundo y elegí España porque confío en la justicia de España’.»