ENTREVISTA AL POLÍTICO OPOSITOR AL RÉGIMEN DE NICOLÁS MADURO

Leopoldo López: «La incertidumbre es qué hará Maduro, si reconocerá los resultados o promoverá un fraude»

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Durante muchísimo tiempo, en la actualidad política española, estuvimos hablando sobre los riesgos que teníamos de convertirnos en un país hermano, en el que en aquel momento sucedía una desgracia terrible. Pero, para nosotros había sido siempre específicamente eso, un país hermano al que queríamos muchísimo, con el que teníamos unos lazos evidentemente históricos, pero también culturales, políticos y sociales tremendos. Un país al que admirábamos y al que una política terrible había hecho que pasase de ser el paraíso en la tierra a convertirse en algo así como prácticamente el infierno.

Durante los años en los que Venezuela ocupó la actualidad política española, en gran medida por culpa de los desagradecidos españoles que fueron allí, los líderes de Podemos a contaminarlo todo, siempre pensábamos que la situación de Venezuela era algo así como una especie de maldición bíblica de la que no se iba a poder salir.

Durante muchísimos años hubo héroes de la libertad que estuvieron batallando contra lo imposible para demostrar que eso, esa tesis, la tesis de que Venezuela no podía ir hacia adelante, era mentira. Uno de esos líderes que pagó con el precio de su libertad al dar esa batalla inmensa, una batalla que además no era una batalla a corto plazo, sino que era a medio y a largo plazo, es Leopoldo López. Estuvo durante cuatro años preso en la cárcel de Ramo Verde y ha sido el líder indiscutible, la imagen internacional de la opresión venezolana. Durante muchísimos años ha luchado una batalla para llegar al punto al que vamos a llegar precisamente este domingo, que es la primera vez en la que parece que es cierto y en la que hay un halo de esperanza real de que toda la pesadilla de Maduro pueda terminar.

PREGUNTA.- ¿Por qué las elecciones de este domingo son diferentes a las elecciones o a todos los procesos electorales que ha habido hasta ahora?

RESPUESTA.- Ha sido un período largo, usted lo mencionaba, han sido 20 años y más de lucha. Hemos estado arriba, hemos estado abajo, hemos ido a elecciones, hemos ido a la calle muchas veces, hemos entrado en procesos de negociación, hemos tenido el acompañamiento y el abandono internacional y aquí estamos llegando a un punto en el que todo se ha venido alineando y existe una posibilidad real de iniciar la transición en menos de cuatro días. Y eso se debe a varias razones. La primera de ellas es que hay una inmensa, aplastante, mayoría que quiere cambio. Nosotros hemos ido a elecciones en el pasado, la última en la que participamos fue para la Asamblea Nacional. Ganamos con el 56% de los votos, dos tercios de la Asamblea. En esta oportunidad todos los estudios de opinión, todas las encuestas señalan a que nuestro candidato, Edmundo González, ganaría con más de 60 puntos. Maduro oscila con un poco menos de 20 puntos, un poco más de 20. Es decir, la diferencia está entre 30, 35 puntos o más de ventaja. Y ésa es la primera razón. La segunda es que estamos unidos. Hemos tenido muchas olas, muchos momentos. Los sectores democráticos venezolanos, a pesar de la percepción de algunos, siempre hemos estado unidos en los momentos críticos y éste es otro momento.

Estamos unidos todos los partidos democráticos, la sociedad civil, Edmundo González, nuestro candidato, y María Corina Machado, quien ganó las primarias y fue inhabilitada. Y la tercera razón es que la dictadura y Maduro están frágiles. Maduro en la elección ha desplegado fragilidad, incoherencia, molestia, está poco cuerdo y eso es un reflejo de toda esa negatividad que hay dentro del oficialismo que están viendo que el cambio se viene porque la gente del oficialismo también sabe lo que pasa en la calle y lo que está pasando en la calle hoy es una enorme energía de optimismo, de cambio. Todo el mundo sabe que vamos a ganar, pero todo el mundo también sabe que la incertidumbre va a estar en qué va a pasar en el momento que culmine el proceso de votación. Tenemos la certaza de que va a ganar Edmundo González. ¿Dónde está la incertidumbre? En qué es lo que hará Maduro: si reconoce la elección o no la reconoce y promueve un fraude, que también estará destinado al fracaso y simplemente dilatará el momento en el que lleguemos a reconocer que Venezuela está a las puertas de un cambio.

P.- ¿Por qué Edmundo González efectivamente es el candidato y no María Corina Machado o cualquier otra de las personas que son más conocidas dentro del ámbito político de la oposición venezolana?

R.- Una de las herramientas que ha utilizado Chávez y después Maduro han sido las inhabilitaciones. Yo fui una de las primeras víctimas de esa táctica. En el año 2008 yo era alcalde del municipio de Chacao y me postulaba para ser alcalde metropolitano, que es el equivalente al presidente de la Comunidad de Madrid, un cargo de mucha relevancia, y fui inhabilitado. Eso fue el inicio de una práctica de la dictadura que llevó al caso de María Corina, quien gana las primarias en octubre del año pasado y luego es inhabilitada. Ella no puede inscribirse y tratamos de inscribir a Corina Yoris, una profesora que había asumido esa responsabilidad pero tampoco permiten que ella se inscriba. Y la persona que se pudo inscribir casi como un candidato accidental en ese momento fue Edmundo González.  Pero pasó de ser un candidato accidental a un candidato providencial, en el sentido de que su perfil, que es un hombre de 74 años, diplomático, que llevaba años trabajando con nosotros en la unidad en el ámbito internacional, siempre muy comprometido, siempre de muy bajo perfil, fue la persona que se pudo inscribir. En cuestión de meses, de semanas, todo el apoyo que se tenía para María Corina, y para el cambio, pasó a Edmundo González, quien, como dije anteriormente, hoy está por encima de los 60 puntos.

Y digo un candidato providencial por varias razones. Primero hace una excelente llave con María Corina. María Corina recorrió las calles, ha mantenido el entusiasmo de los venezolanos. Edmundo González, un hombre ponderado, pausado, que le está mandando un mensaje de serenidad a todos los venezolanos, un mensaje de transición, un mensaje de inclusión, un mensaje de garantías, un mensaje de estabilidad y también una persona con experiencia en la diplomacia y en la negociación. Por supuesto, él no estará solo, será parte de todo un esfuerzo, pero será a quien le toque liderar. Y creo que el último punto que mencioné, que era la fragilidad dentro de la dictadura, también se hace muy palpable. En estos últimos días, Maduro se ha dedicado a insultar y amenazar. Maduro llegó a decir hace un par de días que amenazaba a los venezolanos con un baño de sangre y con una guerra civil. Es un presidente ilegítimo, pero quien pretende ser reelecto y está amenazando a los venezolanos diciéndoles que si ustedes no votan por mí, lo que viene es un baño de sangre y una guerra civil. Y eso, por supuesto, es una señal de profunda fragilidad, de profunda inseguridad y que también está generando un impacto tremendo dentro de las filas, particularmente del sector militar y del sector policial.

Con Maduro lo que se le está planteando a capitanes, tenientes, funcionarios policiales es que si él comete fraude, ellos tienen que salir a reprimir, a encarcelar, a torturar, a matar y yo creo que no van a estar dispuestos por dos razones. La primera es que ellos son venezolanos, son venezolanos como todos los demás. Tienen familia, tienen vecinos, viven en Venezuela, saben las carencias porque la corrupción militar está en el nivel más alto, pero el que sale a la calle, el capitán, el teniente, los soldados o los policías que salen a la calle son venezolanos. Y lo segundo es que ellos saben las consecuencias de violar derechos humanos. No sería lo mismo que como las protestas que se hicieron en el 2014, cuando yo fui preso y muchos otros, que no se había iniciado ni el proceso de la Corte Penal Internacional ni los informes de la ONU. Hoy todos ellos saben que no pueden ser anónimos, que si ellos persiguen, encarcelan, torturan o asesinan, tarde o temprano esos hechos, esos nombres llegarán a la Corte Penal, llegarán a la ONU, llegarán a la Justicia y no creo que vayan a acompañar a Maduro en esta oportunidad.

Represión en Venezuela

P.- Ha habido dos momentos clave de deterioro de la imagen internacional del régimen. El primero es, efectivamente, durante la etapa de 2014, cuando estabas preso y con la ruta internacional de consecución de apoyos que inició tu esposa de una manera brillante que se convirtió en el símbolo de la libertad mundial y luego, en el momento actual, efectivamente, con las declaraciones de Maduro, hasta Lula da Silva ha salido a reprobarlas de una manera absolutamente clara. Ese desprestigio internacional, ¿tiene algún tipo de eco dentro de la política nacional?

R.- Son dos caras de la misma moneda, la misma moneda es Maduro, tiene una cara internacional y una cara interna, y ese mismo desgaste se ha tenido a nivel interno. Maduro es el rostro del desastre, el rostro de un país que está quebrado en todos sentidos. Un país que destruyó las instituciones democráticas, que, en consecuencia, destruyó la economía. Que esa destrucción de la economía y del colapso generalizado llevó a una tragedia humanitaria compleja que significa crisis en el sector salud, crisis en el sector de agua potable, crisis en la educación, crisis en el transporte, en todo donde lo veas. Y maduro es el rostro de eso. Maduro está haciendo una campaña prometiendo. ¿Quién le puede creer a Maduro? Prometo un puente, prometo una urbanización, prometo viviendas, prometo agua, prometo electricidad. Prometo, prometo, prometo. Porque Maduro lleva 13 años en el poder. Es absolutamente imposible que los venezolanos le crean. Y yo creo que la cara internacional, por supuesto, ha sido muy interesante, que ha cambiado en los últimos tres meses, porque la verdad, y esto hay que decirlo, es que esto ha cambiado hace apenas tres o cuatro meses, porque había países, había gobiernos diplomáticos que veían a Maduro por siempre y de alguna manera estaban teniendo como ese lente de cubanizar la realidad de Venezuela, que Venezuela es como Cuba, que hay que aceptar que hay un dictador y hay que buscar entenderse comercialmente, hay que buscar entenderse diplomáticamente.

Y esa narrativa había agarrado mucho terreno, esa narrativa había agarrado un espacio que había desactivado de alguna manera la atención y la presión hacia la democracia. ¿Pero qué pasó? Lo más hermoso de los venezolanos, el liderazgo venezolano, la gente en las calles, las mujeres, los hombres, los jóvenes, la gente recorriendo el país. Despertaron y le dijeron que querían un cambio y lo vamos a hacer. Y por supuesto que eso interpela a los países democráticos, interpela a España, interpela a Europa, interpela Estados Unidos, a los países de la región. A tal punto que, como señalas, Lula da Silva, Gustavo Petro, Argentina, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, los países de la región, ya han dicho lo obvio y es que se respeten los resultados. Entonces, ciertamente Maduro no lo tiene fácil en buscar socios para hacer un fraude y que ese fraude se lo trague el país y que se lo trague la comunidad internacional.

P.- Decía al principio que el régimen probablemente está ante uno de sus momentos de mayor debilidad de su historia, pero ¿la oposición está ante uno de sus momentos de mayor esperanza?

R.- Sin duda alguna. La oposición venezolana, los sectores democráticos venezolanos a lo largo de todos estos años hemos demostrado una y otra vez que en los momentos críticos nos unimos. Y te voy a hacer un brevísimo recuento. En 2012 fuimos a unas primarias, elegimos a un candidato presidencial, Henrique Capriles, 24 candidatos a gobernadores, 335 candidatos a alcalde, más de 20 partidos participando. En 2013 muere Chávez, vamos a elecciones presidenciales con un candidato unitario, Henrique Capriles y se gana esa elección pero más tarde Maduro se la roba. La diferencia fue muy poca. En 2014 vamos a las protestas. Nosotros las convocamos. María Corina Machado, Antonio Ledezma, Juan Guaidó y yo. Pero luego se sumaron todos los factores. En 2015 fuimos unidos en una plancha para la asamblea de más de 400 candidatos en unidad, más de 20 partidos y ganamos dos tercios de la asamblea. En 2017 salimos a las calles en protesta juntos. En 2019 Gobierno Interino. La Asamblea Nacional ya había ganado. Todos los partidos democráticos la apoyan. En 2023 vamos a primarias y se elige a María Corina Machado pero como no puede, todos apoyamos a Edmundo González. Lo que te quiero decir con esto es que no es verdad ese relato de la oposición venezolana que no se une. Claro que hay diferencias, las hay ideológicas, las hay personales, las hay de tácticas, pero en el momento crítico hemos estado unidos como estamos en este momento. Yo creo que eso tiene que ser reconocido, que ha sido un proceso muy largo, con una labor en donde todos han aportado y en donde hemos llegado a este punto en donde todos tendremos que seguir aportando.

Juan Carlos Monedero en Venezuela

P.- Hay una parte de este relato que se ha instalado en España por culpa de personajes ínclitos como Juan Carlos Monedero, con el que por cierto, durante esta semana has tenido una serie de intercambios epistolares en Twitter al respecto de su actividad en Venezuela. ¿Qué daño han hecho estos personajes en Venezuela?  Y desde luego, para la imagen también de España.

R.- Han hecho mucho daño. Un personaje como Monedero fue un asalariado de la dictadura de Nicolás Maduro. Eso está probado, no lo estoy diciendo yo. Cobró 425.000 dólares de la dictadura de Maduro, tenían una empresa consultora, él y sus amigos de Podemos. Y ellos eran los que plantearon buena parte del andamiaje institucional del país. Yo recuerdo en el 2008, cuando yo estaba en el proceso de la candidatura a la Alcaldía Metropolitana, ellos recomendaban la inhabilitación política en esos famosos informes del CEPS que ellos tenían esa fundación. Se ha lucrado de la dictadura. Pero no sólo se ha lucrado de la dictadura, sino que hoy es un ventrílocuo de la farsa, de las mentiras que plantea la dictadura. Hoy está allá en Venezuela, disfrutando seguramente en un hotel cinco estrellas, recorriendo el país de una manera teñida de absoluta ficción y pretende darnos lecciones a los venezolanos de lo que los venezolanos queremos hacer. Yo soy muy respetuoso con la política en España porque mi pasión y mi foco es Venezuela. Ahora, cualquier español que opine de Venezuela, yo por supuesto tengo todo el derecho de opinar y de responderle porque se está metiendo en el terreno que es nuestro y sobre todo si lo que plantea es la defensa de un criminal, de un corrupto, de un hombre responsable de más de 15.000 detenciones arbitrarias, de miles de torturas, de miles de personas que han sido asesinadas, de la destrucción de un país, de la corrupción más brutal a la que haya sido sometida un país.

Por supuesto que cualquier defensor de Maduro se va a encontrar no sólo conmigo, sino con todos nosotros, con la voz de los venezolanos que queremos ser libres. Y me parece muy lamentable que sigan en esto a pesar de todo, a pesar de la realidad tan aplastante. Que sigan en esta intención de defender lo indefendible. Pero no importa, no importa. La realidad lo va a aplastar y lo va a aplastar estando allá en Venezuela y lo va a aplastar con votos. La Venezuela del 28 de julio del año 2024 es la Sudáfrica de 1994.

Hoy Venezuela es un país pobre, empobrecido por Maduro. Nueve de cada 10 venezolanos viven en la pobreza comparado con Haití. Y la gente que más va a votar, los lugares en donde más se va a movilizar a los venezolanos son los más necesitados, que en algún momento dado votaron por el oficialismo. Así que bueno, ese tsunami de votos, de alegría, de esperanza, es lo que vamos a vivir el próximo 28. Eso no significa que no va a haber desafíos, va a haber, y muchos. Pero la certeza es que el domingo amanecemos con ríos de gente votando y cerramos el día con una emisión de votos de millones y millones de votos por el cambio, por la esperanza, por la libertad, por la democracia, por los derechos humanos, por las oportunidades, por el bienestar que representa Edmundo González.

P.- Bueno, desde luego en Madrid es dificilísimo instalar el relato de que el chavismo va con las clases populares, porque tenemos los mejores barrios de Madrid colapsados de chavistas que están empezando a huir porque ven que el régimen se desmorona. Por lo tanto, en Madrid es relativamente difícil de instalar eso. Pero vamos a soñar con que el 28 de julio efectivamente ocurra esto. ¿Qué pasaría el día siguiente?

R.- Depende. Yo le decía que la certeza que tenemos es que Edmundo González gane. La incertidumbre comienza a partir de ese momento. ¿Maduro reconoce o no reconoce los resultados? Si Maduro reconoce los resultados como esperamos, pues se iniciará un proceso como ha dicho Edmundo González, como ha dicho María Corina, un proceso de conversaciones para ver cómo se va construyendo esa transición, porque no está escrita. La transición va a tener dos etapas. Una primera etapa del 29 de julio al 10 de enero, que es cuando se asume el cargo de presidente por Constitución y luego el 10 de enero en adelante. Ese primer período del 29 de julio al 10 de enero todavía está por definirse. No está nada escrito. Esperamos que lo que se imponga es la sensatez, lo que se imponga es el encuentro. Lo que se impone es el diseño de un marco institucional y de acuerdos políticos que, como lo ha dicho Edmundo, le dé garantías a todo el mundo. Que genere estabilidad, que genere un horizonte de estabilidad para lo que viene para los venezolanos. Edmundo ha sido muy claro. Él va a ser un presidente para construir garantías y entendimiento entre todos los venezolanos. Eso es lo que va a pasar a partir del 29. Si Maduro decide cometer un fraude que lo puede hacer y es muy, muy probable que lo haga y ya está, como se dice, tendiendo la mesa.

Para eso está amenazando con un baño de sangre con guerra civil. Jorge Rodríguez, que es su psiquiatra, está ayudándolo en ese relato diciendo que ellos van a salir a las calles amenazando y yo creo que es probable que lo intenten, pero creo que se pueden quedar solos. Mire, yo no soy militar, yo soy civil, pero de los siete años que estuve en confinamiento, estuve cuatro años en una cárcel militar. Allí los custodios y los presos eran militares de la Armada, de la Guardia Nacional, del Ejército, de la Aviación, de la milicia. Y te puedo decir que lo más obvio, pero lo más importante para este momento, es que los militares venezolanos son venezolanos. Que ellos y también su familia van a votar a Edmundo, sus vecinos van a votar a Edmundo. Creo que es muy probable que Maduro se quede solo en un llamado de conflicto, pero bueno, esperemos que reine la sensatez, que reine la posibilidad de que el proceso sea fluido. Allí van a influir mucho, y espero que positivamente, países como Brasil, Colombia y otros países que pueden acompañar este proceso. Yo quiero resaltar las declaraciones del presidente Lula.

P.- Y España, que debería ser quien liderara la respuesta europea. ¿Qué es lo que deberíamos esperar del Gobierno de España?

R.- Yo esperaría mucho del Gobierno de España. Espero que el silencio que ha tenido sea un silencio estratégico de una diplomacia que se está articulando para poder incidir de una manera impactante, de una manera importante, como le corresponde a España. España y Venezuela son países hermanos. España es el lente a través del cual muchas de las posiciones de Europa se toman. España tiene relaciones históricas y tienen mucho que aportar. Lo más importante lo resumo así: yo lo que esperaría del Gobierno de España es claridad, contundencia, rapidez en reconocer la voluntad de los venezolanos. Porque Maduro va a plantear que la voluntad de los venezolanos es lo que diga el Consejo Nacional Electoral. Bueno, depende. Si el CNE dice que ha habido fraude, que no responde a lo que los venezolanos votaron, pues evidentemente no se puede respaldar esa posición y eso lo vamos a saber. ¿Por qué lo vamos a saber? Porque nosotros estamos preparados para no solamente ir a votar, sino para tener presencia en cada uno de los 16.000 centros de votación. Eso significa que esa papeleta que está atrás en la pantalla, esa papeleta la vamos a poder contar, porque el proceso de votar es el siguiente. Hay un voto electrónico que se emite, pero esa máquina emite un recibo. Ese recibo se mete en una caja y luego se cierra el proceso. Hay una auditoría de una caja por cada uno de los centros de votación y allí vamos a tener testigos y vamos a saber qué es lo que vaya a ocurrir. Por eso lo importante es que aquí se respete la voluntad y el resultado de cada una de las mesas de votación del próximo 28 de julio.

P.- Este mensaje es importantísimo porque, efectivamente, además de la respuesta que se dé por parte de todos los países occidentales a lo que ocurra el domingo, tiene que ser como usted muy bien dice, rápida, ágil y sin dejar tiempo al fraude que efectivamente ellos van a cometer. Y para terminar, lo que sí que nos gustaría es que lanzara un mensaje a la comunidad internacional venezolana que está en el exilio de verdad, no como dicen nuestros independentistas catalanes que se parecen, que creen que son libertadores. Libertadores. Alguien como usted, que ha estado cuatro años sacrificando su libertad por una causa. Que cuente que de verdad hay esperanza y que las elecciones de este domingo pueden ser un punto de inflexión.

R.- Gracias por esta oportunidad. Y bueno, aprovecho para mandarle un mensaje a mis hermanas y hermanos venezolanos que están acá en España, que somos cientos de miles. Lamentablemente no vamos a poder votar, eso es parte de la manipulación del proceso. Somos más de ocho millones de venezolanos los que vivimos fuera de nuestro país. Más de cinco millones y medio teníamos la edad y la nacionalidad para poder votar este próximo 28 de julio. Pero Nicolás Maduro, cobardemente, ha evitado que los venezolanos que estamos afuera votemos. Ahora, hay mucho que podemos hacer y tenemos que hacer. Cada uno de nosotros tiene vecinos, amigos, familiares, tiene gente en Venezuela, vamos a estar en contacto con ellos. Hay gente que va a tener dificultades porque han cambiado de centro de votación. Si hay alguien aquí al que hay que ayudar, ayúdenlo. Tengan un grupo y garanticen que cinco o diez o 15 personas que conozcan vayan a votar. Díganles: «Oye, hermano, yo no puedo votar, hermana, no puedo votar. Pero vota tú en representación de quienes estamos afuera». Así se va a construir esa oportunidad para que millones de venezolanos nos podamos volver a encontrar. A mí me ha conmovido mucho que en todos los recorridos de María Corina, de Edmundo, uno de los temas que más sale es que la gente quiere la unidad de la familia venezolana, padres e hijos que están separados por años, nietos y abuelos que solo se conocen por por la pantalla, familiares y primos que solo se conocen por referencia. Que tengamos la posibilidad de volver a encontrarnos es algo que nos emociona a todos. Así que hermanas, hermanos, mucha fuerza, mucha fe. Ánimo, que este 28 comienza la transición a la democracia y a una mejor Venezuela.

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