Una flor por cada vida arrebatada en Niza

Una flor por cada vida arrebatada en Niza

Las calles de Niza van recuperando la normalidad. Las calles de esta ciudad de la costa azul, poco a poco, comienzan a recuperar su ambiente veraniego, propio del mes de julio. El paseo de los ingleses, el escenario que escogió Mohamed Lahouaiej Bouhlel para poner en práctica las arengas del Estado Islámico, amanecía hoy sin el cordón policial que se impuso durante todo el viernes.

No eran pocos los que se decidían esta mañana a caminar los dos kilómetros en los que la noche del jueves eran asesinadas 84 personas y resultaban heridas más de 200 personas. Un recorrido que desde el pasado 14 de julio quedará marcado por el horror del terrorismo para siempre y durante muchos días por las manchas que, como macabras señalizaciones, gritan en silencio: “Aquí una vida fue arrebatada antes de tiempo”. Vidas que ahora permanecen simbólicamente en el paseo de los ingleses en forma de flores.

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Un superviviente vela uno de los cuerpos tapado por una manta rosa, tras el atentado de Niza. (Reuters)

Los familiares de los 84 fallecidos lloran desconsolados su pérdida, mientras los más de 200 heridos permanecen en hospitales y centros de salud de toda la ciudad. Una de las caras más crudas de esta vil masacre son las víctimas infantiles. Entre los 84 fallecidos se encuentran 10 pequeños seres humanos a los que Lahouiej arrolló la noche del pasado jueves. Un dato desgarrador que se une a los más de 55 niños hospitalizados.

El hospital pediátrico de la Fundación Lenval, en la zona este de Niza, es uno de los muchos centros que atienden a estos pequeños. Personal médico que se encontraba trabajando en el momento de los hechos, que no ha querido identificarse, cuenta que lo más desgarrador, por increíble que parezca, no son los terribles y dolorosos daños físicos que presentaban los infantes en urgencias, si no las irremediables consecuencias psicológicas con las que estos pequeños y sus familias tendrán que lidiar de por vida.

Un camión blanco arrolló poco antes de las 23.00 del pasado jueves a una multitud durante los festejos del 14 de julio. El vehículo se lanzó a gran velocidad, a unos 90 kilómetros por hora según la policía, y dando volantazos en zigzag en el paseo marítimo de Niza contra los centenares de personas que asistían a un espectáculo de fuegos artificiales. Todos los testigos describen el episodio como un horrible vuelo de cuerpos y fragmentos del camión.

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