Un camarero del Balthazar: «De repente, se oyeron gritos desgarradores, y todos corrían»

Menos de 24 después de que un atentado terrorista acabara con la vida de al menos 84 personas, en el centro de Niza se respira un ambiente enrarecido. El turismo que acostumbra a llenar las calles de bullicio y alegría veraniega, hoy asimila la barbarie que se vivió en la noche del jueves en el paseo de los ingleses de Niza. Un camarero de un bar cercano relata a OKDIARIO cómo acabó convirtiéndose en enfermero improvisado en la noche del Día de la Bastilla.

Aunque el paseo está cerrado, todo el mundo se ha acercado al lugar de la tragedia para depositar flores y carteles en memoria de los asesinados. Los lloros, la impotencia y, todavía, la incredulidad reinan entre los que celebraban el 14J, un día grande para Francia. Un día grande que desde hoy quedará marcado con un funesto lazo negro en el calendario de todos los naturales de Niza.

En la esquina de la Rue Halévy con el paseo de los ingleses se encuentra el bar Balthazar. Sus empleados han pasado todo el día atendiendo a la prensa, relatando el horror que vivieron en primera fila anoche. Los que disfrutaban de los fuegos artificiales típicos de un 14 de julio festivo, el Día de la Bastilla, se vieron atrapados en un horror tremendo cuando un camión, conducido por Mohamed Lahouij Bouhlel, irrumpió en el paseo llevándose por delante la vida de todo aquél que pillaba.

Un camarero del Balthazar relata cómo, de repente, se comenzaron a oír «gritos desgarradores», «la gente comenzó a correr en todas direcciones huyendo» de lo que podría haber sido mucho peor, de no ser por la labor de los agentes de la Policía que abatieron al terrorista.

Precisamente fue aquí (adjunto vídeo), en el cruce de la calle del congreso con el paseo de los ingleses, donde la policía, después de numerosos disparos, consiguió abatir a Mohamed Lahouij Bouhlel, salvando la vida a decenas de personas que se encontraban en la trayectoria del vil asesino.