¿Y si los escándalos desacreditan tanto a Sarkozy que ya no puede vencer al FN de Le Pen?
Después de perder las elecciones presidenciales de 2012 a manos del socialista François Hollande, abandonó la política. Hacía un año que había sido padre de su cuarta hija, Giulia, con su tercera esposa, Carla Bruni, y decidió que ya le tocaba descansar… o no. Quizá no, tal vez fue todo una retirada táctica. Aunque ahora puede que tenga que retirarse… perseguido por la Justicia.
¿Fue Sarko quien ayudó a ‘colocar’ a aquella camarera en el hotel de Strauss-Khan? ¿Quiso pactar con y llamó a Le Pen en el año 2007? ¿Alentó incidentes racistas para luego solucionarlos públicamente? ¿Pagó sus campañas con dinero de un dictador al que después hizo la guerra?
Nicolas Sarkozy pretende regresar a la Presidencia de la República Francesa en 2017. Su vuelta a la política hace año y medio, escalonada y muy medida, pretende capitalizar el voto de la derecha jugando a ser la única alternativa a la ultraderecha de Marine Le Pen. El Partido Socialista (PS), hundido ahora en las encuestas, siempre ha apoyado en segunda vuelta a cualquier candidato constitucionalista que se enfrentara al Frente Nacional. Y Sarko sabe que si es candidato de Los Republicanos tiene todas las de ganar. ¿O ya no?
Semana de pasión
La última de las revelaciones de una semana de pasión ha sido la vuelta de su más insistente pesadilla, la que lo acusa de haber financiado su campaña electoral de 2007 con dinero negro procedente de la dictadura libia de Muamar el Gadafi, un caso por el que Sarkozy llegó a estar imputado. En un programa de televisión emitido esta semana, un hombre encargado de sus colosales mítines afirma que Sarkozy estaba al tanto del sistema de facturas falsas creado para disimular el exceso de gastos autorizados para la campaña.
Curiosamente, el ex presidente mandó aviones de guerra en marzo de 2011 para –junto a otros países de la OTAN– ayudar a los rebeldes libios, levantados en armas contra el régimen de Gadafi. ¿Buscaba así Sarko acabar con su viejo socio financiero y con todo vestigio probatorio de sus negocios?
Nicolas Sarkozy (París, 28 de enero de 1955) se retiró unos años de la política tras la –inesperada para él– derrota electoral de 2012, y tuvo que sobrevivir a todas estas acusaciones. Mientras criaba a la pequeña Giulia, el ya sesentón Sarko dejaba su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), en una enorme crisis de identidad y liderazgo, hasta su vuelta a la Presidencia de la formación, en la primavera de 2015. La refundó, le cambió el nombre por el de Los Republicanos, y la volvió a poner a su servicio.
Y es que Sarkozy, en realidad, nunca se había ido. Ni Jean-François Copé ni François Fillon habían logrado hacerse con el control del partido, siempre había problemas estatutarios, alegaciones a las votaciones, irregularidades sobrevenidas… y un grupo de ‘sarkozystas’ que reclamaban su cuota de poder.
Ahora, el ‘petit Napoleon’ ha presidido Los Republicanos como acelerador para ganar la Presidencia, pero antes tiene que alzarse con la victoria en las elecciones primarias que elegirán al candidato oficial de la derecha a las Presidenciales, previstas para el 23 de abril, en primera vuelta, y el 7 de mayo de 2017, en segunda. Pero su candidatura empieza a flaquear entre el ruido de los escándalos. Una encuesta de Kantar Sofres-Onepoint ha revelado que el apoyo a Sarkozy ha pasado del 34% al 33%, mientras el de Alin Juppé, en cambio, ha subido cinco puntos, hasta situarse en el 39%.
Pero es que el regreso a la actualidad de las acusaciones de financiación ilegal, suficiente para poner en duda sus posibilidades de competir en las Presidenciales de 2017, ha sido sólo la última gota que ha colmado el vaso del orgulloso político de origen húngaro.
Bernard Squarcini, director de los servicios secretos franceses durante la Presidencia de Sarkozy y hasta la llegada de Hollande al Elíseo, fue detenido para ser interrogado en el marco de una investigación por tráfico de influencias, que desembocó este miércoles en su inculpación. Conocido como el tiburón, Squarcini también aparece en la investigación de la supuesta financiación ilegal de la campaña de Sarkozy en 2007 con dinero libio.
Y es que este mismo martes, una fuente cercana a la investigación ha revelado un elemento clave: la existencia de una libreta en la que un ex ministro de Gadafi tenía anotados todos los supuestos pagos hechos llegar a la campaña de Sarkozy.
El ‘libro bomba’
Pero el golpe más duro lo propició sin duda un antiguo consejero del ex presidente, Patrick Buisson, quien publica este jueves un ‘libro bomba’ titulado La causa del Pueblo. La historia prohibida de la presidencia Sarkozy. En 2014, Sarkozy cortó relaciones con Buisson, un viejo activista de extrema derecha, cuando se reveló que no era trigo limpio ni con su aliado, pues grababa en secreto todas sus conversaciones. Y el antiguo socio se ha vengado ahora del líder de la derecha francesa.
Buisson afirma que en 2006, el entonces ministro del Interior Sarkozy dejó que «grupos de negros y árabes agredieran a jóvenes blancos» durante una manifestación estudiantil en París e informó a la prensa de «posibles incidentes» para que luego apareciera controlando la situación.
El hombre que inspiró el discurso más derechista del ex presidente cuenta también que Nicolas Sarkozy le pidió contactar a Jean-Marie Le Pen, el entonces candidato del partido ultraderechista Frente Nacional, para negociar entre las dos vueltas de las presidenciales de 2007.
Buisson afirma que Sarkozy quería que Strauss-Kahn fuera su rival en los comicios presidenciales porque sabía todo de él. «Tengo con qué hacerlo estallar en pleno vuelo», aseguraba Sarkozy, según su antiguo consejero. Pero Strauss-Kahn ni siquiera llegó hasta las primarias. El economista tuvo que retirar su candidatura y dimitir del FMI en 2011, implicado en un escándalo sexual por abusos a una camarera en un hotel en Estados Unidos.
Esta sucesión de escándalos deja a Sarkozy muy tocado, en pleno proceso de primarias de Los Republicanos, en las que se tiene que medir a otros seis aspirantes. Su peor rival es el muy popular alcalde de Burdeos, Alain Juppé, quien amenaza sus aspiraciones. Pero además, están Nathalie Kosciusko-Morizet, que compitió con la socialista Anne Hidalgo a la alcaldía de París; Jean-Frédéric Poisson, presidente del Partido Cristiano-Demócrata; Bruno Le Maire; y sus dos ex delfines, François Fillon y Jean-François Copé.
Cualquiera de ellos vencería a Marine Le Pen en segunda vuelta, porque los electores del PS irían en masa a evitar que la ultra llegue al Elíseo… Pero, ¿y si Sarkozy ya no puede? ¿Y si los escándalos lo desacreditan? Aunque Sarko ya llamó a papá Le Pen hace nueve años para negociar. O eso dicen.
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