El papel de España en la Primera y Segunda Guerra Mundial
El papel de España en la Primera y Segunda Guerra Mundial es un capítulo fascinante en la historia del siglo XX.
¿Por qué se produjo la primera guerra mundial?
Logros de la primera guerra mundial
Línea del tiempo segunda guerra mundial
A los pocos días de que el imperio austrohúngaro le declaró la guerra a Serbia, España decidió adoptar una postura neutral. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, España aún no había logrado recuperarse de las pérdidas de las colonias en ultramar como consecuencia del «Desastre de 1898». Por tanto, no se encontraba preparado económica ni militarmente para participar en ella.
Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, el papel de España dejó de ser neutral para asumir una postura «no beligerante». En aquel momento, la nación estaba afrontando las consecuencias desastrosas de la Guerra Civil.
La postura neutral de España en la Primera Guerra Mundial
Desde que comenzó la Gran Guerra, España asumió un papel neutral, pues no estaba en capacidad de implicarse en el conflicto. Según los historiadores, en 1914 España estaba enfrentando grandes conflictos sociales, mientras intentaba recuperarse de la fallida guerra hispano-estadounidense de 1898. Esta situación lo había relegado a un “país de segunda”, por lo que su postura “neutral” fue aceptada sin problemas en Europa.
Cuando estalló la guerra, el sistema político español estaba completamente fracturado y aunque el rey Alfonso XIII había declarado de forma oficial una postura neutral, se mostraba condescendientes con todos los países beligerantes en función de sus propios intereses.
Crecimiento económico e industrial en plena guerra
En medio del conflicto, muchos países beligerantes se aprovecharon de la postura “neutral” de España para obtener la materia prima que necesitaban en la fabricación de armamento. En el norte del país y en Cataluña se produjo un gran aumento de la producción industrial (industria química, textil, minería del carbón, siderurgia, construcción naval y la producción de cereales), lo que se tradujo en una excelente oportunidad económica para el país.
España vendía armas, material bélico y derivados de la industria a los dos bandos, lo que ayudó a mejorar la situación económica, pero pese a la gran bonanza, el país también sufrió los estragos de la guerra. A la escasez de materias primas, se le sumó la inflación desbocada y la difícil situación de los trabajadores, que terminó ocasionando la crisis española de 1917, que se desencadenó con la huelga general revolucionaria.
La ambigua neutralidad de España durante la Segunda Guerra Mundial
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, España se encontraba bajo el régimen de Francisco Franco. En aquel entonces, la postura fue la misma que en años anteriores: la neutralidad.
La guerra civil española había ocasionado serios estragos en la red de comunicaciones y las industrias en varias ciudades, por ello el país no se encontraba en condiciones para entrar en la guerra. De hecho, Franco y Hitler sostuvieron un encuentro en la localidad francesa de Hendaya el 23 de octubre de 1940 que culminó sin ningún tipo acuerdo.
El nuevo papel de España en la segunda contienda
Durante el desenlace de la guerra, España no siempre se mantuvo neutral. La postura de Franco era muy ambigua y estaba sujeta a sus intereses. Cuando todo apuntaba a que el III Reich vencería a Gran Bretaña, Franco puso a disposición de Hitler los puertos españoles, permitiendo la entrada de los submarinos alemanes. También les dio libertad de acceso en todo el país a los agentes de la inteligencia militar alemana (Abwehr) mientras llevaban a cabo misiones de vigilancia de los británicos.
En 1941, España firmó el Pacto Anti-Komintern al que también se habían sumado Italia y los países próximos al Eje. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que Franco diera un giro a su política externa y adoptara nuevamente una postura neutral ante la inminente derrota nazi. En esta ocasión, España le brindó su apoyo a los Aliados, pero sin desligarse por completo de las potencias del Eje.
El final de la guerra y el aislamiento de España
Con el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, España se encontró en una situación complicada. El régimen franquista fue condenado por su alineación con los países del Eje, Alemania e Italia sobre todo, y el país quedó aislado internacionalmente. La creación de la ONU y la expansión de los sistemas democráticos en Europa llevaron a un contexto en el que la diplomacia española debía ser reinventada. A pesar de su aislamiento, en la década de 1950, España comenzó a normalizar sus relaciones internacionales, en parte debido a la Guerra Fría y la necesidad de los Estados Unidos de contar con un aliado en el sur de Europa.
Impacto y legado
El papel de España en ambas guerras mundiales fue, en gran medida, el de un espectador. Sin embargo, las repercusiones de esos conflictos moldearon el futuro del país de maneras significativas. En la Primera Guerra Mundial, la economía experimentó una transformación que propició el surgimiento de una clase trabajadora más consciente de sus derechos. En la Segunda Guerra Mundial, la neutralidad de Franco le permitió consolidar su régimen, pero también le dejó una herencia de aislamiento que duraría décadas.
En la actualidad, la memoria de estas guerras sigue presente en la cultura y la política española, recordándonos que incluso los países que no participan activamente en un conflicto pueden ser moldeados por él.
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