Howard Carter: el hombre que desenterró a Tutankamón
Siendo el menor de una familia donde había once hermanos, el inglés nacido en Kensington en 1874 jamás habría pensado que se convertiría en el arqueólogo y egiptólogo más famoso de la historia cuando un 4 de noviembre él y su equipo se toparon con una fuerte piedra en el camino: era la entrada hasta la tumba de Tutankamón.
Antes de esto, el intrépido Howard Carter había sido inspector de monumentos en el Alto Egipto del Servicio de Antigüedades Egipcias de Inglaterra y se encontraba instalado en Luxor desde 1899. Ya había mandado excavar en Tebas y se le había encargado inspeccionar el Valle de los Reyes tras las excavaciones del norteamericano Theodore Davis.
Tras unas cuantas disputas con el gobierno y su defensa de los trabajadores egipcios, en 1906 se encontró sin trabajo y vendiendo acuarelas a turistas, además de hacer algunos trabajos de dibujo para Davis.
Su gran oportunidad
Después de unos años olvidado, un noble entusiasta del Antiguo Egipto, Lord Carnarvon decidió contratar a Carter para trabajar en una serie de excavaciones que lo llevaron, siete años después, a conseguir los permisos necesarios para entrar en el Valle de los Reyes.
Era la gran oportunidad para Carter ya que había sido contratado gracias a las recomendaciones de su colega Gaston Maspero, presidente del Servicio de Antigüedades de Egipto, por los métodos novedosos y modernos que utilizaba Carter en sus trabajos.
Durante sus primeros años trabajando para Carnarvon descubrió importantes tumbas reales relacionadas con los faraones Montuhotep, Amenofis I, y Tutmosis IV, aunque nada en comparación a lo que supuso el descubrimiento de la de Tutankamón años después. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial tuvo que parar convertirse en diplomático de su país y no pudo reanudar su trabajo hasta 1920.
Un descubrimiento histórico
A pesar de sus hallazgos de relevancia, lo cierto es que Lord Carnarvon comenzó a impacientarse ante la ausencia de hallazgos más significativos y se planteó en varias ocasiones retirar los fondos para los trabajaos desarrollados por Carter en Egipto.
En noviembre de 1922, Howard Carter decidió adentrarse en uno de los pocos lugares que quedaban por investigar: unas casas de los obreros dedicados a construir tumbas reales en Egipto. A cuatro metros de la tumba de Ramses VI, Carter descubrió una escalera que llegaba a la roca y decidió continuar por allí.
Retiró los escombros de las 17 escaleras que lo separaban de una puerta sellada. Según el diario de Carter, la puerta parecía que había sido manipulada y que ya alguien había saqueado la zona, pero al lograr abrirla, Carter solo pudo expresar su ya famoso: «Veo cosas maravillosas».
Tutankamón había vuelto a la vida. El 22 de diciembre se dio a conocer la noticia a los medios nacionales e internacionales. Y el 17 de febrero del año siguiente, la puerta sellada se abrió para un importante grupo de personalidades egipcias dando a conocer uno de los hallazgos más importantes de la historia reciente de la arqueología.