Fue clave en la independencia de Estados Unidos: la increíble historia del primer embajador español en Norteamérica

Entre los innumerables personajes españoles que cambiaron el rumbo de la historia, uno de los que han pasado más desapercibidos es Diego de Gardoqui. Este diplomático vasco fue clave para que los Estados Unidos consiguieran su independencia a finales del siglo XVIII.
Gardoqui nació Bilbao (País Vasco) en 1735 y llegó a los Estados Unidos en 1785, ya con 50 años, pero su contribución a la revolución había sido clave desde años atrás.
Repasamos su íntima relación con George Washington, su papel fundamental para asentar el catolicismo en los nuevos Estados Unidos y su rol como primer embajador español en este país.
La independencia de Estados Unidos tuvo origen español por este diplomático
Mucho antes de que los Estados Unidos proclamaran su independencia de la Corona Británica, Diego de Gardoqui ya contribuía al esfuerzo revolucionario.
Su primer acercamiento con los rebeldes fue el envío de un cargamento con 8.000 mantas confeccionadas en Palencia y Béjar para los soldados. Este fue el inicio de una larga relación diplomática y económica.
Aún sin que España hubiera reconocido oficialmente la independencia de los EE.UU., el gobierno envió en secreto a través de la empresa familiar de Gardoqui 120.000 reales de a ocho en efectivo. Estas monedas sirvieron para respaldar la deuda pública estadounidense y fueron la base de los actuales dólares.
Pero además de la ayuda financiera, Gardoqui dirigió el suministro desde España de 215 cañones de bronce, 30.000 mosquetes, 30.000 bayonetas, 500.000 balas de mosquete, 12.000 granadas, 300.000 libras de pólvora, 30.000 uniformes y 4.000 tiendas de campaña para los estadounidenses.
¿Quién fue el primer embajador español en Estados Unidos?
Ya después de la firma del Tratado de París en 1783, que puso fin a la guerra y reconoció la independencia de los EE.UU., Diego de Gardoqui se convirtió en el primer embajador español de los Estados Unidos.
Pisó el nuevo continente por primera vez en 1785 y ese mismo año impulsó la construcción de la primera iglesia católica de Nueva York, la iglesia de San Pedro, situada en la calle Barclay, cercana a donde dos siglos después de construirían las Torres Gemelas.
Gardoqui instaló la embajada española en una de las mansiones más lujosas del sur de Manhattan, y desde ahí se codeó con las élites económicas y sociales del nuevo país que acababa de surgir. En las fiestas de la alta sociedad neoyorquina se popularizó en aquellos días la gastronomía vasca.
De George Washington a Napoleón: el final de Diego de Gardoqui
La estrecha relación de Gardoqui con George Washington se demuestra en la toma de posesión del primer Presidente de los Estados Unidos el 30 de abril de 1789, donde el diplomático español se situó al lado de Washington en tan memorable acto.
Después de su etapa en Estados Unidos, Diego de Gardoqui se convirtió en embajador de Turín en 1797. Allí se entrevistó con Napoleón Bonaparte. El diplomático bilbaíno fallecería el día de su cumpleaños en 1798, a la edad de 63 años.
En la actualidad, aunque su figura es ampliamente desconocida para la mayoría de la población, hay una estatua erigida en su honor en el Sister Cities Park de Filadelfia, que fue inaugurada en 1977 por el monarca español Juan Carlos I.