Belén Rueda confiesa su mayor bronca conduciendo: «Podrían haberme partido la cara»
Su cara menos conocida
Belén Rueda ha vuelto a El Hormiguero por decimotercera vez, siendo una de las invitadas más habituales del programa y cumpliendo con al menos una visita por temporada por el programa. La actriz estrenará el próximo viernes la película Caída libre, que estará solo disponible en cines.
Para este nuevo reto, la madrileña se convierte en una dura entrenadora de un equipo de gimnasia rítmica conocida por ser ordenada y haber conseguido llegar a lo más alto en el mundo del deporte, pero todo su mundo se rompe por un infidelidad. Su marido la dejará por una mujer mucho más joven a la que ha dejado embarazada, lo que provocará que su mundo se acabe por completo.
En este nuevo trabajo ha tenido que ponerse al frente de algunos retos importantes en su vida, como por ejemplo rodar una persecución en un coche en la que ha confesado que «disfrutó», momento que aprovechó para hablar de cómo es su forma de conducir fuera de los rodajes. Según ha dicho a Motos, cuando se monta en el coche y se pone al volante se convierte en una «persona diferente», algo que sufren millones de conductores.
Aunque es conocida por ser una de las invitadas más colaboradoras y simpáticas que pasan por el plató de El Hormiguero, Belén Rueda ha contado una anécdota que deja claro que el mundo de la conducción cambia a todos. «En la vida soy muy dulce, menos cuando conduzco. Un día, en la M-40, un coche me hizo una pirula. Entonces, le hice un gesto al conductor preguntándole que qué había hecho, entonces frenó en un túnel y yo, también», ha comenzado.
Pese a la adrenalina del momento, la actriz se asustó cuando al bajarse del coche cuando cuatro personas se acercaron a ella en plena discusión. «Me asusté, creo que me reconocieron, les dije que se fueran a su casa y me metí en el coche. Me podían haber partido la cara, pero, en el coche, funciona mejor que cuando, haces algo mal, pides perdón», así zanjó la discusión.
Los problemas de Belén Rueda durante el rodaje de Caída libre
Lejos de ser una persona violenta, la invitada ha querido dejar claro que pese a tener un carácter especial al volante, en el resto de aspectos de su vida sigue siendo esa persona dulce que todos conocen. Como ejemplo ha puesto algunos momentos que ha vivido en el set de rodaje cuando se tuvo que convertir en una dura entrenadora con las chicas que interpretan a las deportistas.
«Las chicas que salen en la peli son gimnastas de verdad, no son actrices, y a veces les tuve que pedir perdón después de algunas tomas por tratarlas con tanta dureza», ha contado. Admite que durante algunos momentos el personaje se apoderó de ella, algo que para su director y para el resultado de la película es bueno, pero que personalmente ha sido un shock: «Me transformé en mi personaje, luego me vi en pantalla y no me reconocía, me había abducido Marisol».