Elena Adell, enóloga de Campo Viejo, y sus 5 consejos para principiantes

«No guardes tus gran reserva, disfrútalos porque no son tan especiales»

Gran Reserva
Gran Reserva

Elena Adell es enóloga del grupo Campo Viejo. Además de ser una apasionada de los vinos, sabe cómo acercarlos a los aficionados y a los que quieren serlo. Y por esta razón le pedimos 5 consejos para los que no sabemos de vinos.


¿Cómo se aprende de vinos?

En primer lugar yo ​le diría a la persona que quiere adentrarse en el vino que desmitifique este mundo. Lo hemos complicado sin necesidad. Un vino es para ser disfrutado. ¿Te gusta frío? Pues frío. Después es importante perder la vergüenza: la cata no es tanto saber de vinos como un ejercicio de memoria. El buen aficionado no nace, se hace. Y es que sin duda cuanto más catas más aprendes. Saber poco o nada de vino no es una excusa para no opinar y decir cual te gusta más. Otra cosa es que, como iniciado, no se tenga el lenguaje o el conocimiento suficiente para explicar por qué un vino te gusta más que otro.

Desmitificando los gran reserva

Muchas gente piensa que los reserva y gran reserva son vinos complicados, que solo merece la pena abrirlos en grandes ocasiones. Y no es así. Hay grandes reservas que son vinos cercanos, con colores maravillosos. Son en efecto vinos complejos y sutiles, llenos de registros,  con los que se va a disfrutar. Cuando se ponen a la venta llevan 6 ó 7 años en la bodega. Son joyas, es cierto, pero para degustarlas y no esperar a las grandes ocasiones. En el caso de Campo Viejo, nuestros reservas tienen muchos premios, sobre todo en el mercado exterior. Fuera se consumen más que aquí. Reino Unido, junto con los países nórdicos, son nuestros mercados estrella.

¿En qué fijarnos a la hora de escoger una botella?

Si vamos a adquirir un vino en un ​supermercado, primero hay que preguntarse ‘para qué’. Ten claro el menú y si se trata de una invitación procura averiguar cuál es. Lo ideal sería poner un vino por cada plato, pero lógicamente depende de el número de comensales y el presupuesto con el que se cuente. Fíate de los vinos, bodegas o denominaciones que conoces. Y si no sabemos los gustos de nuestros invitados yo elegiría un blanco y un rosado afrutado y un tinto con crianza que no sea excesivamente estructurado. Es mejor decantarse por vinos ligeros, perfumados, frescos.

Si vas a pedir una botella en el restaurante, utiliza al sumiller. Te va a indicar el mejor vino según tus gustos y seguro que algo aprendéis mutuamente. Por otra parte, es un error asociar que el vino más caro es el mejor. En ocasiones se paga exclusividad. De la misma manera, también es incorrecto pensar que lo barato es malo. Puedes irte a un país/denominación que ya conoces y elegir un precio intermedio. Seguro que aciertas.

Los rosados

Siempre recomiendo elegir un rosado. Vas a triunfar. Son vinos muy prácticos y los grandes olvidados. Excelentes para recibir a los amigos en un aperitivo o entrante. También si se va a tomar ensalada, verdura o algún plato con vinagreta. Maridan estupendamente con esos platos difíciles que no sabes con qué acompañarlos. Elaborar un buen rosado requiere mucha técnica y dedicación porque son vinos; por eso yo no los considero vinos ‘menores’.

¿Que cualidades debe tener un buen enólogo?

​El enólogo es un trasmisor. Es importante que capte lo que el consumidor quiere o le gusta y así trasmitir esos gustos a un vino concreto. Nuestra profesión requiere escuchar a la gente. Un buen ejemplo de la importancia de estar al tanto de lo que rodea al mundo del vino es cómo han cambiado nuestros gustos a lo largo de los años. Ahora el aficionado al vino se inclina más por vinos más carnosos, más estructurados. Antes se sentían más atraídos por los vinos ligeros. Lo que no ha cambiado es que triunfa el olor floral y a frutas. En definitiva: olores que transmitan.

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