Los tics franquistas de Pablo Iglesias
Pablo Iglesias se hizo hueco en la política haciendo suyo el discurso más feminista y llevándolo al extremo. Eso de «todos y todas; Unidas Podemos…» no ha sido más que una pose, puro postureo político para demostrar que en la izquierda era más progresista y feminista que nadie, dejando en fuera de juego al PSOE. Sin embargo, con el tiempo hemos ido descubriendo al verdadero líder de Podemos, al Pablo Iglesias de los tics franquistas, al «macho alfa» dominante que aplica la máxima de la dictadura de Francisco Franco: «El hombre debe proteger a la mujer y ésta debe obedecer al marido».
Ésta es la lógica que aplicó el propio Iglesias cuando desveló en los micrófonos de Radio Nacional de España (RNE) que se apoderó durante seis meses la tarjeta del móvil de su ex asesora Dina Bousselham «para quitarle presión a una chica joven de veintipocos años». Un recuerdo de lo que muchas mujeres vivían durante el franquismo, donde esposas e hijas veían cómo se aplicaba la superioridad del hombre sobre la mujer y en el que el papel de ésta se reducía básicamente a cuidar la casa y a la maternidad.
Tras la Guerra Civil, Franco recuperó prácticamente al completo el Código Civil de 1889 –entre otras cosas cercenó los derechos que las mujeres lograron durante la República– donde constan innumerables artículos discriminatorios para la mujer y que reafirmaban la posición dominante del hombre. En concreto, el artículo 57 establecía que «el hombre debe proteger a la mujer y ésta obedecer al marido» imponiendo la principal norma por la que se debían regir las relaciones de pareja. Además, las mujeres carecían de otros derechos o, al menos, no podían ejercerlos sin la autorización del marido. Del «macho alfa».
La mujer no podía tener posesiones y el marido se convertía en administrador único de los bienes gananciales del matrimonio. Sí se permitía que los propios fueran administrados por las mujeres, pero en ningún caso podían venderlos o hipotecarlos sin el consentimiento de su pareja. Por no poder, las mujeres no podían ni recibir una herencia sin el permiso del varón y la propiedad de la casa familiar siempre correspondía al marido. Es más, si la mujer dejaba o rompía el matrimonio, no tenía derecho a nada, a ninguno de los bienes, ni siquiera a la custodia de los hijos.
En el año 1958 hubo un intento de reforma del Código Civil, la conocida Reformica –por ser su impulsora Mercedes Formica, abogada y alto cargo de la Falange–, a través de la Ley de 24 de abril de 1958. Esta reforma mantuvo el inaceptable artículo 57 y sólo logró exiguas victorias en derechos para las mujeres, más enfocados en el ámbito personal.
Pablo Iglesias ha demostrado durante estos años en política que una cosa es lo que se dice de cara a la galería y otra lo que se piensa. OKDIARIO desveló en exclusiva en 2016 los mensajes de Telegram del grupo de dirigentes de Podemos. En ellos aparecía retratado el verdadero líder podemita. «Azotaría hasta que sangrase» a Mariló Montero, dijo en uno de esos mensajes Iglesias. Una referencia no ya de desprecio hacia la mujer, sino con tintes violentos.
En los micrófonos de RNE aseguró que intentaba «proteger» a Dina apoderándose de su tarjeta del móvil. Sin embargo, en los chats de Podemos demostraba, como ha quedado patente ahora, que Bousselham debía estar siempre al amparo del «macho alfa», como cualquier mujer debía someterse a su marido en plena dictadura. En otro mensaje, cuando Dina se quejó de que un miembro de la delegación de Podemos en Bruselas la estaba acosando «visualmente» y con constantes mensajes, Iglesias volvió mostrar su verdadera cara. «Le voy a romper la boca», fue la respuesta de Pablo Iglesias en el chat de Telegram; «vais a ver lo que es un macho alfa cuando acosan a alguien de su grupo». Superioridad sobre la mujer y defensa de ésta a través de la violencia.
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