CONTRA EL COMUNISMO

El sindicato Solidaridad liderado por un diputado andaluz de Vox nace con una cuota de 5 € al mes

Los promotores de esta organización han lanzado un manifiesto y un ideario con 12 medidas

Rodrigo Alonso ha acusado a los sindicatos tradicionales de gastarse en "burdeles" el dinero de los parados

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Segundo Sanz

El nuevo sindicato Solidaridad apoyado por Vox se ha presentado este lunes en sociedad en un acto en un polígono industrial de Coslada, feudo socialista en el cinturón rojo de Madrid, donde ha participado el líder de dicha formación, Santiago Abascal. El portavoz y secretario general de la organización, que tendrá una comisión gestora, será el parlamentario andaluz de Vox Rodrigo Alonso, quien ha acusado a los sindicatos tradicionales de «enriquecerse con el dinero de los parados» y gastárselo en «burdeles».

Además, los promotores de esta organización sindical han lanzado un manifiesto y un ideario con 12 medidas, entre ellas una subida del salario mínimo interprofesional (SMI) -el Gobierno planea congelarlo en 2021- con cargo al Estado y no a los empleadores que «garantice el derecho a una vida digna para los trabajadores». Otra de sus reivindicaciones es que en situaciones de «excepcionalidad», como la actual por la crisis del coronavirus, «el Estado debe hacerse cargo del 100% de las nóminas de todos los trabajadores y autónomos a los que el Gobierno impida desarrollar su trabajo». También propone acabar con las subvenciones públicas a organización patronales y sindicales, fiscalizar a los liberados y que los sindicatos «no puedan cobrar de los ERE y ERTE».

En su intervención, Abascal ha calificado el acto de «histórico para España» y se ha mostrado «convencido de que el nuevo sindicato dará mucho de qué hablar en los próximos meses y años». Además, ha asegurado que Solidaridad «va a alterar el rumbo sindical en lo que tiene que ver con la defensa de los derechos de los trabajadores en España». Así, ha puesto en valor que hoy nace «el primero sindicato patriótico contra las oligarquías corruptas» y ha insistido en que «Solidaridad no es el sindicato de Vox, sino que tiene el apoyo de Vox».

El nombre de esta organización está inspirado en el sindicato polaco creado en 1980 y liderado por el ex presidente Lech Walesa que se convertiría después en un partido político y que contribuyó a la caída del comunismo en toda Europa. El portavoz de Vox, Jorge Buxadé, lo anunció el pasado julio en una rueda de prensa. Este evento se produce el mismo mes en que Vox registrará en el Congreso una moción de censura contra el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez.

Cuota reducida de 3 euros

‘Solidaridad’ ya cuenta también con una página web desde la que poder afiliarse. En concreto, la cuota general es de 5 euros al mes para aquellos que «estén en activo y no se encuentren afectados por situación de paro ni ERTE, ni otras circunstancias de precariedad laboral». Y por otro lado, hay una cuota reducida de 3 euros al mes para «parados, empleados en situación de ERTE, personas con minusvalía reconocida, estudiantes, jubilados, trabajadores que tengan familia numerosa y trabajadores con contratos precarios». La web cuenta además con un apartado de asesoría legal.

Según el manifiesto de fundación de Solidaridad, «la precariedad laboral, la subida de impuestos, el desmantelamiento de nuestra industria y nuestro tejido productivo y las alarmantes tasas de paro y de paro juvenil (el 50% de nuestros jóvenes no tiene trabajo) ponen en grave riesgo el futuro de los trabajadores de España y sus familias, traicionados por el gobierno y los sindicatos que sólo promueven políticas ideológicas, bien rellenas de dinero público, cumpliendo con la agenda globalista».

Ante esta encrucijada, destaca el sindicato, «surge la necesidad de que los trabajadores de España se agrupen en defensa de sus intereses aunando sus fuerzas para reivindicar sus derechos, afianzar sus puestos de trabajo y asegurar su futuro y el de sus familias».

El origen de esta organización, recalcan desde Vox, se debe a que los españoles quieren «abandonar la confrontación» a la que les ha instado la izquierda y los sindicatos tradicionales, que «se han vendidos a los partidos y al separatismo», en alusión fundamentalmente a Comisiones Obreras y UGT, cuya federaciones catalanas incluso han apoyado a los presos golpistas. Para la formación de Abascal, estas pugnas se han convertido en enfrentamientos «entre empresarios y trabajadores, entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres o entre madrileños y catalanes».

Regulaciones ideológicas

Además, desde Solidaridad afirman que estos «sindicatos autoproclamados progresistas nos piden el voto en las elecciones, pero en cuanto llegan al poder se llevan el trabajo fuera de España». «Prometen nuevos derechos laborales, pero cuando gobiernan se dedican a crear enormes marañas de regulaciones ideológicas, de género y medioambientales cortadas a la medida de las grandes multinacionales, contra las que ninguna pequeña y mediana empresa puede competir», lamentan los promotores del nuevo sindicato. «Se hacen fotos paseando por barrios obreros mientras poco a poco transforman estos barrios en nidos multiculturales de inseguridad y delincuencia», añaden.

«Estos partidos y sindicatos se han convertido en una marioneta de las multinacionales globalistas, que a su vez los recompensan generosamente por venderles nuestro trabajo, nuestro patrimonio y nuestro talento a precio de saldo. Todo ello mientras no paran de subir los impuestos desangrando a la clase trabajadora de España y empujándola a la ruina y a la miseria», reza el manifiesto de la nueva organización sindical apoyada por Vox.

En su caso, el sindicato polaco Solidaridad promovió protestas a las que se fue sumando la población hasta tener 9 millones de simpatizantes en 1981, sólo un año después de su creación. Después, alcanzaría los 10 millones. Esta organización que se creó de forma clandestina consiguió llegar al poder en 1989 con Tadeusz Mazowiecki, otro de sus cofundadores. Fue el primer Gobierno no comunista que se formó desde 1948. Un año después hubo elecciones presidenciales y Lech Wałesa se impuso con claridad en aquellos comicios, estando al frente del país entre 1990 y 1995.

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