Sánchez manipula las resoluciones de la ONU en su giro con Marruecos que todo el Congreso rechaza
Pedro Sánchez ha confirmado este miércoles en el Congreso de los Diputados su cesión histórica a Marruecos con el Sáhara, que supone un giro radical a cuatro décadas de política exterior española. Con todos los grupos en contra, el socialista ha reafirmado la vía autonomista marroquí -que aniquila las aspiraciones saharauis de un referéndum- como «la base más sólida, creíble y realista» para resolver el conflicto.
Sánchez se ha justificado en las propias resoluciones de Naciones Unidas que, ha asegurado, «toman nota de la propuesta marroquí y del Frente Polisario y acogen con beneplácito los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos para avanzar el proceso hacia una solución».
Esa afirmación, en cambio, tergiversa las resoluciones sobre la crisis entre Marruecos y el Sáhara pues, en las mismas, la ONU presta especial atención también a la parte saharaui. Es decir, Sánchez sólo ha resaltado la parte de esas resoluciones que más le conviene a su discurso.
«Determinación»
De hecho, en la última, aprobada por el Consejo de Seguridad el 29 de octubre de 2021, Naciones Unidas reafirma su «compromiso de ayudar a las partes a alcanzar una solución política justa, duradera y aceptable para todas ellas, basada en la avenencia, que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental en el marco de disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, y haciendo notar la función y las responsabilidades de las partes a este respecto».
Esa resolución recoge también la frase textual que Sánchez ha esgrimido este miércoles para justificar su rendición a Marruecos: «Tomando nota de la propuesta marroquí presentada al Secretario General el 11 de abril de 2007 y acogiendo con beneplácito los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos por hacer avanzar el proceso hacia una solución». Pero, a continuación, también se «toma nota de la propuesta presentada al Secretario General por el Frente Polisario el 10 de abril de 2007». En definitiva, una posición de neutralidad abogando por alcanzar una solución aceptada por ambas partes. La misma que, hasta ahora, había mantenido España.
Tras conocerse el acuerdo con Marruecos, en marzo, varios miembros del Gobierno ya se refirieron a esa misma resolución -la 2602- para tratar de avalar su cambio de posición. Sin embargo, como se ha comentado, en la misma se reafirma la «libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental», algo que ahora liquida Sánchez con su giro histórico.
UE
El presidente del Gobierno también ha buscado argumentos en la posición de la Comisión Europea para avalar la nueva política española sobre el Sáhara.
Esto también es falso. El organismo comunitario ha avisado que el conflicto del Sáhara debe resolverse respetando las resoluciones de Naciones Unidas. Así, poco después de conocerse el acuerdo, la portavoz comunitaria de Exteriores, Nabila Massrali, recordó el apoyo de la UE “a los esfuerzos del secretario general de la ONU para continuar con el proceso político con el objetivo de llegar a una solución política justa, realista, pragmática, duradera y mutuamente aceptable a la cuestión del Sáhara occidental”.
“Toda solución debe reposar sobre compromisos en conformidad con la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, añadió. Massrali sí saludó «los desarrollos positivos entre los Estados miembros y Marruecos».
Incógnitas
Sánchez, en su intervención, ha instado a los grupos a aceptar la nueva posición. «47 años deberían ser suficientes para entender que tenemos que mover nuestras posiciones», ha sostenido.
La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, ha emplazado al dirigente socialista a aclarar si el «bandazo» en el Sáhara tiene que ver con el presunto espionaje a su teléfono móvil. Según comunicó Moncloa, el dispositivo de Sánchez -además del de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y de Interior, Fernando Grande-Marlaska- fueron espiados en mayo y junio del año pasado. A todos ellos se les robó información. El espionaje coincidió con la gran crisis migratoria en Ceuta.