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La ruptura con Israel pone en peligro el uso de la base de datos hebrea que emplean el CNI y el Ejército

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Pelayo Barro

España está al borde de la ruptura total con Israel, un país que ha pasado de aliado a objetivo del Gobierno de Pedro Sánchez. Las consecuencias y temores ante este choque fontal con Jerusalén ya se dejan notar en los círculos de la seguridad nacional española, especialmente entre la inteligencia. Tanto CNI como Fuerzas Armadas operan con un software de inteligencia artificial diseñado por Palantir, una empresa privada muy vinculada a Israel, cuyo acceso podría cortarse en caso de que Netanyahu decidiese responder con represalias en este campo. Existe una gran inquietud en la comunidad de inteligencia española con esta posibilidad.

El futuro de la seguridad, como el de numerosos sectores, pasa por la inteligencia artificial aplicada a la defensa. Y ningún país del mundo está actualmente más avanzado en este campo que Estados Unidos e Israel, que desarrollan de forma conjunta los programas más punteros. Según explican fuentes de la inteligencia, todas las bases de datos avanzadas que se han adquirido en España recientemente provienen de estos países, excepto las de Guardia Civil y Policía Nacional, que han apostado por encargar sus programas a empresas españolas.

Sin embargo, a cambio de tener el material más avanzado, como en el caso del CNI o las Fuerzas Armadas, la dependencia de actores extranjeros aumenta. Algo que no supone ningún problema… mientras quienes eran aliados no pasen a ser enemigos. Éste es un riesgo que, según ha constatado OKDIARIO, figuraba por escrito en uno de los informes de inteligencia que analizaban la posibilidad de adquirir esta herramienta informática fabricada por Palantir. Pese a ello, se adquirió.

El CNI, como el propio Israel, viene operando con este programa de Palantir desde hace tiempo, pero en el caso de las Fuerzas Armadas la compra se produjo apenas una semana después de los atentados del 7 de octubre. El Gobierno dio luz verde a la contratación de una «solución de fusión y análisis de inteligencia en el ámbito del Sistema de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFAS)», valorada en 16,5 millones de euros.

Así, CNI y Fuerzas Armadas han pasado a disponer de una herramienta basada en la inteligencia artificial a la que se le puede hacer cualquier consulta, por ejemplo, sobre un sujeto sospechoso. La inteligencia artificial rastreará todas las bases de datos accesibles que tenga a su alcance, tanto de información policial, financiera o de cualquier tipo, para ofrecer un perfil completo de un individuo. Esa información se queda almacenada en la propia herramienta.

¿Qué pasa si la empresa que facilita el servicio corta el acceso a esa base de datos? Ése, explican fuentes de la inteligencia española a OKDIARIO, es un riesgo que figuraba por escrito en los análisis previos a la compra de estas soluciones, que señalaba la posibilidad de perder el control de estas herramientas tras dejar en manos de una empresa privada la base de datos más sensible que opera la inteligencia española. Pero por aquel entonces nadie pudo prever que España pasaría a enfrentarse abiertamente contra Israel.

Hacerse con los datos

Por otra parte, los servicios de inteligencia occidentales y el CNI han ido advirtiendo en los últimos años sobre la posibilidad de que Israel y sus agencias de inteligencia, como el Mossad o el Shin Bet, estén accediendo a cualquier dato extraído con Pegasus o cualquier otra herramienta informática. Y que esa información pueda ser almacenada y utilizada contra intereses nacionales de los Estados.

Según ha sabido OKDIARIO, la inteligencia española ha dejado por escrito  una advertencia sobre el uso de las plataformas informáticas que se diseñan en Israel. Pese a que «se comprometen a mantenerlos seguros (los datos obtenidos) y a no venderlos a terceros, la realidad es que no hay forma de saber exactamente qué ocurre con ellos», señala el aviso del CNI. Eso provoca una «alta vulnerabilidad para España».

La advertencia, explican a OKDIARIO las fuentes consultadas, se basa en el conocimiento de que los fundadores y trabajadores de estas empresas israelíes son «ex funcionarios de los servicios de inteligencia civiles y militares del Estado de Israel». Todos, dicen, están vinculados, en mayor o menor medida, con la llamada «Unidad 8200». El mayor cuerpo de ciberinteligencia de Israel, formado por militares y voluntarios civiles. «Que la inteligencia de Israel tiene acceso a todo lo que se extraiga de Pegasus, pese a las promesas del fabricante, es algo que se da por sentado», dicen.

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