Pujol se va por donde vino tras reírse del juez con el cuento de la herencia del abuelo Florenci
El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol Soley y su mujer, Marta Ferrusola, han quedado en libertad sin medidas cautelares tras declarar ante el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, imputados por un delito de blanqueo de capitales.
Durante su comparecencia judicial, Pujol ha insistido en que la millonaria fortuna que su familia ha ocultado durante décadas en Andorra procede del legado del abuelo Florenci Pujol.
Pujol ha declarado durante algo más de una hora ante el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. Aunque estaba citado a las diez de la mañana, ha comenzado a declarar con 45 minutos de retraso.
El magistrado De la Mata le ha ofrecido la posibilidad de declarar en catalán con la asistencia de un traductor, pero el ex president ha optado por responder en castellano en la comparecencia. También estaba citada su mujer, Marta Ferrusola, pero se ha acogido a su derecho a no declarar.
El juez De la Mata investiga a los Pujol por «orquestar una estrategia coordinada para desarrollar negocios económicos, generar réditos, ocultarlos y distribuirlos» entre todos los miembros del clan familiar, que actuaban como una auténtica «organización».
A la luz de los resultados de la comisión rogatoria enviada a Andorra, la Fiscalía Anticorrupción sospecha que la fortuna que el clan ocultó en el Principado, antes de desviarla a distintos paraísos fiscales, procede del cobro sistemático de comisiones ilegales a cambio de la adjudicación de obras públicas y contratos de la Generalitat.
Durante su comparecencia, Pujol ha negado que el dinero depositado en Andorra proceda de comisiones ilegales o de la actividad de éste entramado familiar dirigido por su hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, han agregado las mismas fuentes.
El ex president ya sostuvo esta tesis el 26 de marzo de 2015. Al declarar como imputado ante el Juzgado de Instrucción número 31 de Barcelona, argumentó que la supuesta “herencia” del abuelo Florenci se multiplicó de forma vertiginosa a lo largo de los años, gracias a las hábiles inversiones realizadas por un albacea.
Según su declaración ante el juez, los 850.000 euros (140 millones de pesetas) depositados en la Banca Reig en la década de los 80 se habían transformado, diez años después, en tres millones de euros. Y a principios del año 2000 esta cifra se había multiplicado hasta superar los diez millones.