El PP no pactará con el PSOE tras el 10-N
Le están preguntando a dirigentes del Partido Popular lo siguiente: «Si las encuestas aciertan en sus pronósticos y la única mayoría que se puede construir en el Parlamento a partir del día 10 es fruto de un acuerdo entre el PSOE y el PP, ¿hasta dónde llegaría su partido para facilitarlo». Tengo una respuesta pública de la candidata número uno por Barcelona, Cayetana Alvarez de Toledo, y otras, similares en su formulación, de colaboradores estrechos de Pablo Casado. La contestación es ésta: «Jamás, jamás, jamás pactaremos a costa de la libertad y la democracia en Cataluña». Y la réplica es:»¿Qué significa exactamente esto?». Pues la réplica es un punto más precisa: «Que nunca pactaremos para toda España si el PSOE sigue por el camino del apaciguamiento con el nacionalismo que ahora encierra toda su política». O sea, un imposible.
Y es que el PP, tras una iniciativa al alimón entre la propia diputada y el presidente del partido en la región, Alejandro Fernández, está ultimando un programa de rearme moral en Cataluña en el que trabaja con unas pocas decenas de voluntarios de la sociedad civil -‘La Resistencia’ la llaman- que se va a plasmar en un documento que se llamará: «Libro Blanco de Cataluña». Es un texto nuevo porque hasta ahora nunca el PP ha sido capaz de escribir cosa así, y también extraordinariamente exigente porque es una «enmienda a la totalidad a la deriva reaccionaria respecto al nacionalismo que practica el PSOE», según la propia Alvarez de Toledo. Supone además una revolución a la estrategia de conchabeo y complicidad que las élites españolas han mantenido durante todos estos años con el catalanismo radical en el Principado.
Los propaladores de esta renovadora política ya advierten que no tienen la menor intención de entablar «diálogo» con los independentistas que tratan de barrenar España. Dice Alvarez de Toledo que «el diálogo es simplemente un eufemismo de la cesión» y añade que, sin embargo, sí lo entablará con los constitucionalistas que se quieran sumar a este proyecto. La cuestión es si los populares catalanes, los neófitos que han llegado para realizar un giro copernicano a las estrategias seguidas hasta el momento, cuentan con la bendición de la dirección nacional. A este respecto existe una duda motivada por unas recientes declaraciones del secretario general del partido que viene a afirmar muy recientemente que «el PP está dispuesto incluso a ofrecer mayor Gobierno a la Generalitat». Bien: los propulsores de la nueva política aducen que tampoco Teodoro García Egea está de acuerdo con esa apreciación y que en este sentido no hay disidencias en el Partido Popular. Veremos.
En todo caso, esta novedosa iniciativa quiere resucitar el ánimo, hasta el momento muy cansado, de los votantes constitucionalistas catalanes a los que se les reconoce ahora un inmenso valor tras protagonizar episodios de resistencia como la manifestación del domingo en Barcelona. No son sólo los manifestantes los que se han apresurado al combate con los nacionalistas violentos, los son también los estudiantes que quieren estudiar y se han enfrentado hasta con los rectores proclives a la sedición, y los son los Mossos de Escuadra que ya se han colocado inequívocamente con la ley y contra de sus propias autoridades.
En resumidas cuentas y si el PP en general aprueba este programa que se va a hacer muy visible en esta campaña, estaremos ante un cambio rutilante y radical del PP en Cataluña. Un cambio que, desde luego, supone que si el PSOE no lo acepta, y no parece que vaya a aceptarlo, significará que no hay posibilidad de alguna de pacto entre los dos principales partidos del país a partir del 10 de noviembre.
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- Elecciones Generales 2023