Moncloa se justifica: “La integridad y la soberanía de Ceuta y Melilla no hay que hablarla con nadie”

Sánchez aseguró que la nueva etapa de relaciones entre España y Marruecos "es una relación mutuamente beneficiosa para ambos países"

Ceuta Melilla
Pedro Sánchez con Mohamed VI en Rabat. (Foto: EP)
Joan Guirado

Después de haber afirmado Pedro Sánchez e Isabel Rodríguez, hace unas semanas, que con el acuerdo alcanzado entre España y Marruecos «se garantiza el respeto mutuo e integridad territorial de ambos», ahora, Moncloa justifica que no exista mención alguna al tema en el comunicado conjunto tras la reunión en Rabat afirmando que «la integridad y la soberanía no tenemos que hablarla con nadie».

Sánchez, este jueves por la noche, aseguró que la nueva etapa de relaciones entre España y Marruecos «es una relación mutuamente beneficiosa para ambos países». Pero de momento el único que sale ganando es el rey Mohamed VI, que ha logrado el reconocimiento de nuestro Gobierno a su propuesta sobre el Sáhara, que el jefe del Ejecutivo considera «la más seria, realista y creíble».

Una valoración con la que la diplomacia española rompía la neutralidad que siempre había teniendo en este asunto, causando una división profunda en el Gobierno y un malestar evidente entre la oposición por no haber sido informados de una decisión tan importante. Y es que aunque Moncloa se empeñe en igualar la decisión de Sánchez con la de Alemania o Estados Unidos, España va más allá, añadiendo el calificativo «muy» a esos adjetivos.

El Ejecutivo, sin conseguir ningún compromiso firme por parte del rey Mohamed VI de que Marruecos respetará la pertenencia a España de ambas ciudades autónomas en el medio y en el largo plazo, asegura que el presidente hizo mención a Ceuta y Melilla en su carta porque «era un documento que remitía él al rey marroquí». De esta forma justifican que Rabat no la incluyese ni en su comunicado ni en el conjunto. Es decir, que no se comprometa a ello ni verbalmente ni por escrito.

La diplomacia española se agarra a que acordaron la creación de un grupo de trabajo para la puesta en marca de controles aduaneros en las fronteras terrestres. Una vez más sin pronunciar el nombre de las dos ciudades y sin fechas -lo que no quiere decir que no se acaben creando-. «Pero de fronteras terrestres sólo hay dos», recordaban fuentes gubernamentales tras el encuentro. Rabat prefiere hablar de «lealtad y respeto mutuo». Palabras muy amplias sin concreción alguna.

De hecho, según fuentes presentes en la reunión que mantuvieron ambas delegaciones, en ningún momento se habló de la integridad territorial ni de la soberanía de Ceuta y Melilla. Sánchez, aunque ahora lo nieguen en su entorno, dijo durante una visita a Ceuta garantizar con este acuerdo la españolidad de las dos ciudades mientras que ahora Moncloa afirma que «nunca ha estado en duda ni hay que hablarla con nadie porque la respetan».

El propio Partido Socialista, en un argumentario que difundieron de urgencia el mismo día que se conoció la carta, para que sus cuadros pudieran justificar el giro histórico ante sus bases, reconocía que «unas nuevas relaciones sólidas y estables con un país vecino y socio estratégico como es Marruecos, son fundamentales para la integridad territorial, incluyendo Ceuta y Melilla».

 

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